Ninguno de los candidatos a la presidencia tiene un plan realista y efectivo para generar empleo

REALIDAD. El Ecuador informal no se termina por decreto o voluntad del próximo Presidente.
REALIDAD. El Ecuador informal no se termina por decreto o voluntad del próximo Presidente.

La realidad del país no se toma en cuenta por los aspirantes a Carondelet. Más que una propuesta para año y medio, el país necesita una estrategia para 15 años.

La falta de empleo formal y los bajos ingresos están dentro de las principales preocupaciones de los ecuatorianos. Sin embargo, los candidatos presidenciales, dentro de las próximas elecciones anticipadas, tienen más buenas intenciones y voluntad que planes realmente concretos para generar puestos de trabajo de calidad.

En los planes de Gobierno hay propuestas tan vagas como impulsar el crecimiento de empresas privadas, impulsar el emprendimiento juvenil, bajar las tasas de interés, crear zonas tecnológicas, entregar capital semilla, exenciones tributarias para las empresas que contraten jóvenes, entre otros.

También se incluyen alternativas como las del candidato Yaku Pérez, que busca financiar emprendimiento sacando dinero de las reservas internacionales; y generar más puestos de trabajo reduciendo el horario laboral para que, en lugar de una persona, se pueda por ejemplo contratar a dos para el mismo puesto.

En general, lo que presentan los aspirantes al sillón de Carondelet son discursos, que incluso pueden sonar bien, pero sin ningún plan detrás para hacerlos realidad, y menos en año y medio, explicó Rosa Andrea Villa, economista e investigadora.

‘Es la economía, estúpido’

Esa frase fue inventada por un asesor de Bill Clinton durante la campaña presidencial de las elecciones de EE.UU. en 1992. Su significado es que la economía está en el centro de los problemas estructurales de pobreza y empleo en el país.

Pero lamentablemente, los candidatos a la presidencia de Ecuador parecen no ser conscientes de la situación que van a heredar. En un reciente análisis del Observatorio de la Política Fiscal, Jaime Carrera explica que el nuevo Presidente tendrá que lidiar con una estructura productiva que apenas genera $500 por habitante al mes. Esa es la misma capacidad de 2014, es decir, el país se ha estado estancado casi los últimos 10 años.

Según Carrera, solo si se crece a por lo menos 5% anual durante 15 años, se podrá realmente generar empleo de calidad y mejorar las condiciones de vida de las personas.

“En una economía dolarizada como la nuestra, el crecimiento económico debe sustentarse en abundantes exportaciones no petroleras, niveles de inversión extranjera directa superiores a los $5.000 millones, y en otros flujos externos de dólares. La inversión extranjera e interna debe ser de magnitudes considerables”, dijo.

Entonces, en las actuales circunstancias, antes que un plan de Gobierno para año y medio, lo que necesita el país es un plan de crecimiento para 10 años con mínimos que respeten todos los sectores políticos y ciudadanos.

“Para que las inversiones fluyan se necesita de una sociedad que aprecie como valores para progresar: la gobernabilidad, la seguridad jurídica en el respeto a los contratos e impartición de una justicia proba, la paz interna para desarrollar las actividades económicas, la innovación, la productividad, una educación de calidad y valores éticos, la consolidación de un real funcionamiento de la institucionalidad democrática”, aseveró Carrera.

Los ofrecimientos de soluciones inmediatas casi nunca terminan bien. Solo hace falta revisar una de las propuestas estrella de Guillermo Lasso como candidato: crear 250.000 empleos de calidad adicionales cada año.

El mito de la obra pública

La solución más repetida en todos los planes de Gobierno es el impulso de la obra pública para generar más empleo y crecimiento económico. Se ha extendido la visión de que si Lasso no ha gastado más en obra pública es por falta de voluntad, entonces, la solución es que llegue a Carondelet alguien con mano dura que ordene y ponga orden.

Si bien el actual Gobierno ha tenido claros problemas de gestión, que incluye al enemigo interno, la incapacidad para lidiar con la burocracia, entre otros, el problema de fondo es que las cuentas públicas no tienen tanto dinero como se puede pensar.

Entre enero y mayo de 2023, el déficit fiscal (más gastos que ingresos) llegó a -$1.045 millones. Además, de acuerdo con el análisis de Fausto Ortiz, exministro de Economía, a finales de mayo se acumularon atrasos por alrededor de $1.400 millones (servicios, bienes y obras hechos o entregados, pero aún no pagados).

Esto quiere decir que realmente escasea el dinero y no solo es cuestión de voluntad para que se haga más obra.

La única solución posible es levantar más deuda pública. El actual Gobierno asegura que tiene identificadas fuentes y está gestionando créditos internacionales emergentes por $400 millones.

Desde el Colegio de Economistas de Pichincha se ha estimado que, mediante mecanismos de apoyo contra los efectos del cambio climático, se pueden levantar otros $300 millones.

Finalmente, a través de colocar bonos de deuda interna para que los compren los bancos privados, se podrían conseguir $300 millones más.

Así, si se hacen las gestiones correctas, se podría reunir alrededor de $1.000 millones. Este monto, aunque significativo, solo serviría para paliar parte del efecto probable del fenómeno de El Niño y solucionar los daños más prioritarios.

Los niveles de empleo podrían aumentar mínimamente, pero en ningún caso se solucionarían las cifras de más de 5,2 millones de ecuatorianos (casi el 64% de la Población Económicamente Activa) en la informalidad y el desempleo.

Las estimaciones más conservadoras apuntan a que solo el fenómeno de El Niño podría reducir el Producto Interno Bruto en más de 2%, es decir, más de $2.000 millones.

A eso se debe sumar que durante el primer trimestre de 2023, según el Banco Central, la inversión en la economía ecuatoriana (tanto pública como privada) ya se desplomó más del 5%.  (JS)

Solo si Ecuador crece a 5% anual durante 15 años, se podrá duplicar el ingreso por habitante de $6.395 a $14.233
En los últimos 43 años, la economía ecuatoriana creció, en promedio, 2,7% anual.