Como resultado de la cuesta de enero, se registraron menores niveles de recaudación de impuestos y baja ejecución de inversión pública

REALIDAD. El crecimiento de las ventas se va a desacelerar durante 2023.
REALIDAD. El crecimiento de las ventas se va a desacelerar durante 2023.

2023 comenzó con menos ventas y menos ingresos para el Estado. A pesar de los anuncios del Gobierno, se gastó 77% en inversión si se compara con enero de 2022.

Todo apunta a que 2023 será un año complicado. Desde gremios como la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), se proyecta que las ventas, en el mejor de los casos, crecerán hasta un 6%, es decir, la mitad del crecimiento registrado en 2022.

La recesión mundial ya comenzó a afectar a las exportaciones ecuatorianas desde el último trimestre de 2022; pero la situación se puede complicar aún más en los próximos meses.

El efecto de la famosa cuesta de enero es el primer termómetro real de lo que se puede esperar para este año.

Normalmente, enero siempre es un mes bajo en ventas y movimiento económico, debido al gasto hecho por empresas y personas durante las festividades de Navidad y fin de año.

Sin embargo, enero de 2023 cerró con un nivel de impuestos recaudados, o que ingresaron al Presupuesto General del Estado (PGE), más bajo que en 2022 e incluso que en 2019.

Así, en el primer mes de este año, la recaudación de tributos sumó $1.374 millones; mientras en enero de 2022 fue de $1.376 millones y en enero de 2019 llegó a $1.546 millones.

Según un estudio del Banco Central del Ecuador (BCE), las ventas se contrajeron casi 3% en enero de 2023.

Por eso, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) bajó de $449 millones a $430 millones entre 2022 y 2023. Asimismo, el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) también cayó de $107 millones a $77 millones.

Solo el impuesto a la renta mantuvo una tendencia al alza (pero sin igualar las cifras de 2019), pasando de $422 millones a $458 millones.

“Empezamos otra vez. Lo recibido en el presupuesto del Estado por impuestos, en enero 2023, no logró igualar 2022. El que mejor responde es recaudación de impuesto a la renta y arranca bien, pero hubo mejores”, explicó Fausto Ortiz, exministro de Economía.

En este contexto, la primera preocupación, de acuerdo con Johanna Moreno, economista y docente, es si luego de un periodo de ventas récord la economía ecuatoriana está encaminada a una etapa de desaceleración, sin haber podido aumentar significativamente los niveles de empleo.

“El aparato productivo genera $500 por habitante, cuando necesitamos al menos el doble para que la calidad de vida mejore. Estamos todavía lejos de una recuperación completa porque llevamos a cuesta una crisis económica desde finales de 2014. La pregunta es si los buenos números de 2022 fueron solo una excepción y esa incertidumbre aleja las nuevas contrataciones en las empresas”, dijo.

En octubre de 2022, LA HORA publicó una nota en la que se detallan recomendaciones para que empresas y personas minimicen el impacto de una desaceleración económica.

Inversión pública

A pesar de los anuncios gubernamentales sobre que 2023 sería el año de cosechar todo lo aprendido sobre cómo ejecutar la inversión pública, el inicio ha sido desalentador.

Mientras en los gobiernos locales se aceleró el gasto de cara a las elecciones, la baja ejecución volvió a ser la tónica en el Gobierno Central.

Así, a enero de 2023, el gasto de capital e inversión pública sumó $15 millones, con un nivel de atraso de $6,2 millones.

En comparación, ese mismo gasto llegó a los $65 millones en enero de 2022 y a $309 millones en enero de 2021.

A contramano de la tendencia histórica ecuatoriana, la administración de Lasso, a pesar de jugarse una importante carta política con la consulta popular y tener elecciones seccionales a puerta, no buscó congraciarse con el electorado a través de meter plata extra en la economía y aliviar los efectos de la cuesta de enero en el bolsillo.

En otras palabras, el actual Gobierno no encontró en la lógica del Estado candidato que mueve toda su maquinaria para generar artificialmente una sensación de bienestar para sacar más votos.

A finales de 2022, sin embargo, sí hubo una mayor ejecución presupuestaria, la cual llegó al 87% en el caso de la inversión pública. El Gobierno entregó varias obras como hospitales e incluso la nueva terminal aérea en Manta.

Pero, ante la desaceleración económica de 2023, el exministro de Economía, Fausto Ortiz, ha expresado que se debe hacer un mayor esfuerzo para acelerar las obras y profundizar su impacto en la economía.

Es decir, se debe gastar más, pero evitar que se descontrole el déficit fiscal. Esto representaría un alivio y reduciría los estragos de menor actividad.

El problema central no es solo de recursos, sino también de pesadas estructuras burocráticas y de aprobación de proyectos que se arrastran desde hace 15 años.

Además, como ha analizado LA HORA en notas relacionadas con la baja inversión en el sector petrolero, el enemigo interno (mandos medios e infiltración de la corrupción) hace que todo sea más lento e ineficiente de lo que se desearía.  (JS)

Todavía siguen pendientes los planes de Alianzas Público- Privadas.
Este año hay expectativa por el impulso que pueden dar las nuevas autoridades municipales y provinciales.