La inversión del Metro de Quito frente al fracaso de la planta de aguas residuales Vindobona demuestra las prioridades del Municipio en los años anteriores. Ahora Quito busca crear tres plantas de tratamiento de aguas residuales.
En Quito no se realiza un correcto tratamiento de aguas residuales. Esto es importante para conservar el ciclo del agua, el medio ambiente y evitar la contaminación en cultivos, pues permite un mayor acceso al agua potable y evita problemas de salud por la exposición a los componentes de las aguas residuales.
Al acercarse al río Machángara se puede observar su agua oscura, la acumulación en la superficie de una sustancia espumosa, así como de restos de basura. El cauce nace en Cutulagua, en Mejía, atraviesa Quito desde el sur de Quito, se une al río San Pedro, después se une al río Guayllabamba,en el norte, y luego llega a Esmeraldas, para desembocar en el océano Pacífico.
En medio de crecientes preocupaciones sobre el manejo de aguas residuales en Quito, se revela un panorama de desafíos financieros y promesas incumplidas en torno a importantes proyectos de infraestructura.
Según el presupuesto del Municipio, se destinaron $2.107 millones para la construcción del Metro de Quito, una obra monumental que actualmente requiere un subsidio anual de $74 millones si no alcanza los 400.000 pasajeros por día.
Sin embargo, la propuesta de construcción de la planta de aguas residuales Vindobona, que tenía un costo de $1.000 millones, nunca se llevó a cabo debido a sus elevados costos. Esta planta, concebida para abordar la contaminación de ríos como el Machángara, se desvaneció frente a la magnitud de la inversión requerida.
La conciencia pública sobre la problemática de las aguas residuales se intensificó recientemente con la proyección del documental ‘La Vida de Un Río’, de Jorge Juan Anhalzer y Naia Andrade.
La cinta expone cómo el río Pita, a su paso por Quito, se convierte en parte del contaminado Machángara, recibiendo descargas de aguas residuales de la ciudad y contaminando las aguas del río Esmeraldas. Estas revelaciones han generado múltiples quejas sobre la gestión ambiental en la capital ecuatoriana.
La historia de los esfuerzos pasados es crucial para comprender el contexto actual. En 2002, durante la alcaldía de Paco Moncayo, la Empresa de Agua Potable y Saneamiento lanzó un plan ambicioso para descontaminar los ríos, con la necesidad de construir canales para separar aguas pluviales y residuales, además de plantas de tratamiento. Fue entonces cuando surgió el proyecto Vindobona, que prometía una solución integral.
La administración actual, encabezada por el alcalde Pabel Muñoz ha descartado Vindobona como una opción viable por los costos. En cambio, el Municipio y la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) han propuesto la construcción de tres plantas de tratamiento de aguas residuales, con un presupuesto reducido de cerca de $450 millones.
Financiamiento para tratamiento de aguas residuales
Muñoz anunció que el Municipio está trabajando activamente para asegurar el financiamiento de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Tumbaco Cumbayá, con un costo preferencial estimado en $60 millones. Aunque esta planta no es mencionada por la Epmaps.
Según Muñoz, hay un notable interés por parte de la banca multilateral, incluyendo la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, para financiar esta iniciativa.
El Alcalde enfatizó la importancia de estas instalaciones, indicando que también se planifica la construcción de la planta PTAR Calderón y la PTAR Quito para fortalecer la capacidad de tratamiento en la región. Estas infraestructuras representan una parte integral de los esfuerzos a corto y mediano plazo para tratar el 70% de las aguas residuales generadas en la ciudad.
No obstante, Muñoz reconoció que se requerirán soluciones adicionales. Para cubrir el restante 30% de las aguas residuales, se contempla la instalación de pequeñas plantas de tratamiento en las parroquias rurales del distrito.
A pesar de esta alternativa más económica, el Municipio reconoce que no puede financiar el proyecto y está buscando una asociación público-privada para asegurar la viabilidad financiera.
Tratamiento de aguas con inversión público-privada
El proyecto contempla la construcción de un complejo de tres PTAR, además de instalaciones más pequeñas en áreas rurales circundantes. La inversión estimada para esta iniciativa es aproximadamente de $450 millones, y se planea llevar a cabo estudios de factibilidad y prefactibilidad para garantizar su viabilidad.
Las dos primeras plantas, denominadas PTAR Quito y PTAR Calderón, están en proceso de evaluación. La Epmaps ha iniciado licitaciones para contratar los estudios de la PTAR Quito, con un costo aproximado de $3,8 millones. Una vez completados los diseños, se espera que la ejecución de la construcción demore al menos dos años.
Por otro lado, para la PTAR Calderón se impulsa un proceso de consulta previa e informada con la Comuna Llano Grande. Sin embargo, se prevé que la construcción no comience hasta dentro de dos año,s a partir de la contratación de los estudios.
La primera planta PTAR Quito se centrará en tratar el 55% de las aguas residuales de la ciudad. Las otras dos plantas, ubicadas en Calderón y Monjas, complementarán este esfuerzo para lograr el tratamiento completo de las aguas residuales urbanas.
A pesar de las promesas, se ha señalado que los estudios para estos proyectos aún no han comenzado, lo que implica un retraso significativo en el inicio de la construcción. Si bien se espera que las obras inicien en 2026, las aguas contaminadas de Quito seguirán llegando hasta el río Esmeraldas mientras se espera la implementación completa de estas nuevas instalaciones de tratamiento. (EC)
Cobertura de servicios en Quito
Agua potable 99%
Alcantarillado 98%
Tratamiento de aguas residuales 3,42%