“Ya no solo es quiero ser mamá, sino también quiero tener una profesión, un negocio, seguir creciendo y preparándome”: María Cecilia Holguín

María Cecilia Holguín
María Cecilia Holguín

Las viejas prácticas y estructuras no solo cierran oportunidades a las madres trabajadoras ecuatorianas; sino que resultan cada vez un peor negocio para las empresas.

María Cecilia Holguín, cofundadora y CEO de Grupo Lila, considera que se necesita un cambio cultural y vencer el miedo a la innovación para que más empresas en el país piensen en las modalidades flexibles y el trabajo por objetivos como una forma efectiva de ganar más dinero y dar más oportunidades laborales.

Las principales beneficiarias de esto serán las madres trabajadoras del país, que son actualmente las que más sufren por la informalidad, el empleo no remunerado y la dependencia económica.

P. ¿Por qué las mujeres, sobre todo las madres, siguen siendo las más afectadas por la falta de oportunidades laborales?

Primero, es importante poder entender la realidad que tenemos como mujeres y como madres en los diferentes roles de nuestra vida.  Los espacios de trabajo han estado hechos y estructurados para los hombres, desde su perspectiva, desde su rol de proveedor económico. Sin embargo, la realidad ha cambiado. Ahora se necesitan dos personas trabajando para que una familia pueda tener buenos ingresos y buena calidad de vida. Las mujeres cada vez más necesitamos oportunidades de crecimiento económico y profesional; a la par de nuestro rol de cuidado en el hogar Ya no solo es, quiero ser mamá, sino también quiero tener una profesión, un negocio, seguir creciendo y preparándome. Esta realidad todavía no es entendida desde el lado empresarial. Lo que se piensa es que las mujeres tenemos que adaptarnos a lo que está ya hecho y estructurado desde siempre.

P. ¿Cómo pueden cambiar el chip las empresas y empezar a abrir más oportunidades a las mujeres ecuatorianas?

Se podría comenzar apostando por opciones de flexibilidad horaria, de beneficios de balance familia-trabajo. Ir más allá del horario rígido de 08:00 a 17:00 e implementar el trabajo por objetivos y aprovechar las potencialidades del teletrabajo. Las empresas podrían comenzar a involucrarse más y preguntar qué es lo que necesitamos las mujeres para sentirnos parte del equipo, para desarrollarnos profesionalmente. Los hombres y mujeres sí somos diferentes, pero las empresas deben darse cuenta de que esas diferencias nos complementan. La fórmula exitosa de la productividad y la estabilidad está en potenciar ese equipo mixto. El primer paso para el cambio cultural es que exista la apertura y la voluntad de querer hacerlo.

P. ¿Por qué modalidades flexibles como el teletrabajo se están descartando luego del boom durante la pandemia?

Se debe superar el pensamiento de que el teletrabajo fue una obligación por una circunstancia extrema. Las modalidades flexibles benefician tanto a los colaboradores como a las empresas. En las nuevas generaciones, cada vez se ve más que no es solo cuánto me pagan; también pesa si puedo trabajar desde la casa; si puedo tener trabajos aquí y en otras partes del mundo; si se toman en cuenta mis opiniones. Las empresas deben entender que los colaboradores somos personas, somos seres integrales. Ya no aplica lo que se decía antes: Llego a la empresa y borro los problemas de la casa porque estoy acá; y al revés, llegó a la casa y me quito todos los problemas de la empresa. Eso no es verdad. En Ecuador, lamentablemente se mantiene el tradicionalismo en el trabajo y el miedo a cambiar y hacer las cosas diferentes.

P. ¿El teletrabajo podría ser un buen negocio para las empresas?

Muchas empresas no se quedaron con el teletrabajo porque, justamente, no lo vieron desde un eje estratégico. Esa modalidad podría traer beneficios económicos como el ahorro en costos fijos. Además, se aumenta la productividad al eliminar, por ejemplo, los tiempos muertos de traslado de la casa a la oficina, entre otros. Actualmente, hemos visto que no tener opciones flexibles puede ser una desventaja para atraer talento e incluso como marca empleadora. En Ecuador, muchos negocios no supieron manejar el teletrabajo y medir cómo se implementó. La solución fue eliminarlo. Nosotros les decíamos a unos clientes que cuando vuelves a lo que tenías antes, lo que se provoca es un retroceso brutal.

P. ¿Dónde está la clave de la generación de empleo en los próximos cinco años en Ecuador?

Una de las cosas más importantes es regresar a ver a las mujeres. Somos el 50% de la población. No nos podemos dar el lujo de decir: Tú no porque estás en edad fértil y te puedes quedar embarazada; o tú no mujer porque vas a ir a los eventos del colegio del niño, entre otras excusas. Debemos quitarnos de la cabeza todos esos estereotipos, todos esos sesgos, todas esas discriminaciones para que ese talento que está ahí desperdiciado, que son las mujeres profesionales, pueda comenzar a incorporarse en todo puesto y a todo nivel.

Si bien se están dando estas leyes a favor de la igualdad de oportunidades, de la diversidad, de la inclusión, de tener empresas más seguras y con cero violencia laboral, lo clave es que  las empresas realmente entiendan por qué existen estas leyes.

Es decir, no son cosas que se deben hacer porque es una obligación; sino tratarlo de una manera más estratégica. Debemos ser más conscientes, más empáticos y trabajar más desde el lado humano. Eso puede ayudar muchísimo y no solo será reflejado en temas laborales; sino en temas económicos también. (JS)

87.290 personas teletrabajan actualmente en 7.901 empresas dentro de Ecuador, según información del Ministerio de Trabajo.