La construcción se queda fuera de la reactivación económica porque los bajos niveles de obra pública afectan su desempeño

IMPORTANCIA. La construcción emplea a más de 80.000 obreros en todo el país
IMPORTANCIA. La construcción emplea a más de 80.000 obreros en todo el país

El peso del sector ha caído del 10% al 6,1% del PIB en los últimos años. Los costos se dispararon y las ventas inmobiliarias no alcanzaron para reflotar al sector.

A pesar de que el Banco Central del Ecuador había estimado que la construcción cerraría 2022 con crecimiento, los empresarios y actores del sector calculan preliminarmente que el resultado del año pasado fue un una caída o decrecimiento del 2%.

Así, en medio de las noticias de ventas récord y reactivación, el sector de la construcción sigue lejos de sus mejores momentos.

Cada vez reduce su relevancia dentro de la economía nacional. Durante su último auge, en medio del segundo boom petrolero, el sector llegó a representar el 10% del Producto Interno Bruto (PIB).

Sin embargo, con el decrecimiento en 2022, el peso del sector cayó al 6,1% del PIB. Esto se dio a pesar de ser una de las actividades más dinamizadoras y con mayor potencial de generar fuentes de empleo, sobre todo para mano de obra no calificada.

Impulso insuficiente

El Gobierno de Guillermo Lasso ha mantenido bajo el presupuesto para inversión y obra pública. El monto ha sido de un poco más de $1.800 millones, lo que está lejos de los $5.000 o $6.000 millones anuales que se gastaron durante el segundo boom petrolero.

Esta situación golpeó al sector de la construcción durante 2022, debido a que el 70% de su actividad depende precisamente de la obra pública.

Desde el Ministerio de Obras Públicas se aclara que se gasta menos, pero se busca hacer proyectos con mayor impacto. Además, se ha asegurado que la ejecución de la inversión llegó al 87% de lo presupuestado para 2022.

El verdadero problema, y donde está el mayor perjuicio al sector de la construcción, es la ineficiente gestión y la baja ejecución presupuestaria de los gobiernos locales.

Freddy García, economista y miembro del equipo asesor del Ministerio de Economía, explicó que los gobiernos locales recibieron montos récord de asignaciones (más de $3.100 millones); pero al cierre del año pasado habían ejecutado menos del 40% en inversión.

Para compensar esta baja inversión pública, se apostó todo a la reactivación de las actividades inmobiliarias privadas, las cuales representan el restante 30% del sector de la construcción.

Joan Proaño, vocero de Constructores Positivos, recalcó que las reservas de viviendas aumentaron 18% en 2021 y 9,5% en 2022. Con eso, las actividades inmobiliarias quedaron apenas 1% por debajo de los niveles prepandemia de 2019.

Estos resultados positivos, sin embargo, no alcanzaron para reflotar a todo el sector.

Menos rentabilidad

Uno de los factores que apoyaron el crecimiento de las actividades inmobiliarias privadas fueron los altos montos de colocación de créditos hipotecarios. En total, se entregaron $2.032 millones, lo que representa el segundo mayor valor desde el pico histórico de $2.200 millones en 2018.

Este impulso crediticio es resultado del aporte tanto del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) como del sistema financiero privado.

Sin embargo, por el otro lado, el sector inmobiliario fue golpeado por un aumento de más del 11% en sus costos de producción (materia prima, costos directos e indirectos, precio de los lotes de terreno).

Así, la inflación para los constructores fue casi tres veces la registrada en la economía en general (3,78%). El problema es que la mayoría de ese encarecimiento no se puede trasladar al precio de venta de las viviendas

“Este es uno de los problemas que tenemos los constructores. En los precios de venta de nuestras unidades habitacionales, ya hemos llegado prácticamente al límite de la capacidad adquisitiva del mercado ecuatoriano, del mercado local. Entonces, si bien es cierto que se han podido ajustar en alguna medida los precios, en ningún caso se va a haber podido subir un 10% o más”, puntualizó Proaño. (JS)

Expectativas para 2023 y papel de Gobiernos locales

Para este 2023, las expectativas son de crecimiento en las actividades inmobiliarias privadas. Se prevé que se mantengan altos los niveles de créditos hipotecarios disponibles. Los ecuatorianos no solo tienen los préstamos del Biess, sino también las opciones con tasas de interés subsidiadas en bancos y cooperativas.

Por otra parte, tanto a través de mejor ejecución como de acciones de facilitación, los gobiernos locales y sus nuevas autoridades pueden ayudar a mejorar los números del sector de la construcción; aunque no se proyectan aumentos sustanciales en los presupuestos públicos para obras.

Armando Ruiz, constructor, puntualizó que desde los municipios como el de Quito se puede reducir la tramitología y los tiempos para los procesos de aprobación y licencias.

Asimismo, se puede hacer mucho en términos del impulso a proyectos de vivienda de interés social y vivienda de interés público. En Guayaquil, por ejemplo, si existen planes habitacionales municipales y alianzas estratégicas con el sector privado.

En esas alianzas, el Gobierno local aporta con los terrenos, lo que abarata sustancialmente los costos. El problema en Quito, y otras ciudades, es que por el alto costo del suelo se vuelve inviable hacer casas para los segmentos de hasta $45.900.