Próximo presidente heredará un Ecuador que crecerá a menos del 2% entre 2024 y 2027

REALIDAD. Los ecuatorianos sufren las consecuencias de una economía que crece poco.
REALIDAD. Los ecuatorianos sufren las consecuencias de una economía que crece poco.

La realidad económica es crítica. Se necesitará un primer mandatario que le cuente la verdad al país y no le tenga miedo a hacer reformas que probablemente no le beneficiarán a corto plazo.

En el último estudio publicado por el Banco Central del Ecuador (BCE) se proyecta que, sin cambios estructurales (reformas legales, consensos y fomento de la inversión), la economía ecuatoriana crecerá 1,7% del Producto Interno Bruto (PIB) entre 2024 y 2027.

El peor año será 2024 con un crecimiento de 0,8%. Lo que pone en serios problemas al presidente que resulte electo en la segunda vuelta de este 15 de octubre de 2023.

El nuevo mandatario partirá con un margen mínimo para generar empleo e impulsar las inversiones, a pesar de las promesas de campaña.

Alberto Castro, economista y exconsultor de organismos internacionales, explicó que el próximo presidente, en el mejor de los casos, podrá impulsar cambios, vía consulta popular o leyes en la Asamblea, para que los resultados se vean en un mejor desempeño durante el siguiente Gobierno a partir de 2025.

“No se pueden hacer milagros. Lo responsable sería tener una hoja de ruta clara y sacar adelante una tres o cuatro reformas puntuales, tratar de concretar los procesos de inversión que dejará en marcha Lasso, no aumentar irresponsablemente el gasto público, y priorizar los recursos en la lucha contra la delincuencia y la obra pública de más impacto”, puntualizó.

Castro recalcó que crecer, en promedio, a menos del 2% en los próximos cuatro años representa que los ecuatorianos tendrán menos ingresos reales y más posibilidades de caer en la informalidad y el desempleo.

Para realmente tener posibilidades de desarrollo y reducción de la pobreza, Ecuador debería crecer a un promedio anual mayor al 4% durante un largo tiempo.

Por ejemplo, de acuerdo con un análisis del economista liberal español, Juan Ramón Rallo, se necesitarían al menos 15 años, con políticas serias y constantes, para que un país como Ecuador llegue a tener un ingreso por habitante igual al de economías como las de Francia e Italia.

Por eso, el próximo mandatario debería, desde el primer día en Carondelet, contar la realidad a los ciudadanos y hacer un llamado para que no se bloqueen más los cambios que necesita el país y que se dejaron de lado por el éxito rápido de la dolarización durante sus primeros años de implementación.

Bajar el riesgo país

Si se pregunta por qué Ecuador no ha logrado atraer más de $800 millones anuales de Inversión Extranjera, la respuesta está en los altos niveles de riesgo país.

LA HORA ya publicó que ese índice no solo es un “tecnicismo” que importa a los bancos internacionales, sino que tiene un impacto directo en la vida diaria de las personas.

Cuando un país tiene antecedentes de incumplido en el pago de sus deudas, tiene una clase política poco profesional y una función pública llena de discrecionalidad y corrupción, nadie le presta o invierte un centavo sin un fuerte recargo.

Así, actualmente, si Ecuador quisiera financiarse mediante la emisión de bonos de deuda, se tendría que pagar un retorno de entre 19,8% y 26,82%.

Esto a su vez hace que, cualquier empresa seria necesite una rentabilidad de alrededor del 30% en cualquier proyecto de inversión grande que se quiera hacer en el país.

En esas condiciones se vuelve cuesta arriba atraer capitales y tomará mucho tiempo estructurar proyectos que den garantías mínimas para que valga la pena el riesgo, según explicó Castro.

“Ecuador necesita urgentemente comenzar a labrarse una fama de país serio y con instituciones que funcionan, independientemente de quién sea presidente. Eso solo se logrará sí de una vez por todas se establecen unos mínimos respetados por todos para el desarrollo”, aseveró.

Sin un cambio de timón, por ejemplo, cómo el país podrá atraer los $12.000 millones que se necesitan para potenciar el sector eléctrico y evitar el constante riesgo de apagones; o cómo se atraerán los $14.000 millones para evitar que la producción petrolera caiga de 173,5 millones de barriles anuales a 169,8 millones de barriles entre 2023 y 2027.

Solo tomando como ejemplo esos dos sectores, se puede ver claramente que, si no nos volvemos un destino fiable para los inversionistas, se disparará la cascada de efectos adversos en toda la economía de la mano de mayores costos de producción y operación, menos ingresos para las empresas y menos empleo para los ciudadanos. (JS)

Para 2023, el crecimiento del Ecuador será, en el mejor de los casos, del 1,5%, según el Banco Central, pero organismos como el Banco Mundial apuntan a 1,3%.
Para 2024, la proyección del 0,8% de crecimiento de la economía ecuatoriana se queda lejos del 2,2% esperado como promedio para América Latina.

Sin partidos fuertes y políticos profesionales, no hay paraíso

Ser político es una de las actividades más desprestigiadas en Ecuador, incluso los asesores de campaña les aconsejan no parecerlo, porque de lo contrario pierden votos.

Paradójicamente, si Ecuador quiere crecer y desarrollarse, necesita de un sistema fuerte de partidos; además de políticos profesionales y de carrera.

El último estudio del Banco Mundial sobre por qué fallan las políticas públicas para generar empleo y bienestar en los ciudadanos, apunta a que el problema central son los sistemas disfuncionales de partidos, que impactan negativamente en las políticas públicas y las capacidades de la Asamblea, Poder Ejecutivo, Poder Judicial y burocracia en general.

“Hay una correlación fuerte entre sistemas de partidos estables y programáticos y políticas públicas de alta calidad. Esto ocurre a través de dos canales: la calidad de los políticos que llegan al poder y su comportamiento en el poder”, aseguró uno de los autores del estudio y especialista en economía del desarrollo, Carlos Ganoza Durant.