Lo nuevo, lo viejo y lo feo

Milica Pandzic

Ecuador empieza este año con un Gobierno relativamente nuevo, que vendió la idea de ser ‘algo nuevo en política’ y con ello, tener la posibilidad de construir ‘el nuevo Ecuador’. No obstante, tal como mencioné en una columna previa, antes de que se conocieran los resultados de las últimas elecciones: el Gobierno que llegara al poder, estaría rodeado de circunstancias apremiantes, tanto por la necesidad de actuar, como por la paciencia de los ecuatorianos que sería muy poca; y se puede decir que el Gobierno ya está sintiendo el peso de sus circunstancias.

 Hoy, a menos de dos meses de su posesión, existe decepción alrededor del Gobierno del ‘nuevo Ecuador’, pues de nuevo tiene muy poco. O mejor dicho, se siguen cometiendo errores de gobiernos pasados. Solo por mencionar ejemplos: si bien es claro que el estado de inseguridad no cambiará de la noche a la mañana, se repiten patrones de indolencia e indiferencia por parte del Ejecutivo; se repiten patrones como usar el poder como venganza política, como está sucediendo con la vicepresidenta Verónica Abad; se proponen reformas que no abordan los problemas de fondo; y se vuelve a proponer una consulta popular que deja muchas dudas sobre su pertinencia y verdaderos objetivos.

Lo feo es que a pesar de todo lo que el país está sufriendo, con tantas necesidades urgentes, ciertas declaraciones y propuestas dejarían entrever que una de las prioridades del Gobierno en este corto tiempo sería la reelección. Y el gran dilema es que los cambios estructurales necesarios, con resultados a largo plazo, no necesariamente son los que generan réditos políticos y consecuente popularidad. No siempre son caras opuestas, pero no se puede negar que la búsqueda de la reelección siempre guiará decisiones y recursos hacia caminos particulares. Ante este escenario, queda la pregunta ¿se está trabajando por el país, o se está trabajando por la reelección?