La consulta popular arranca la campaña

Tras el anuncio de las preguntas de la consulta popular, queda claro que la atención del presidente Daniel Noboa y su equipo está puesta en las elecciones de 2025. La consulta no es más que un intento, por parte del mandatario, de aprovechar su popularidad inicial para sumar una victoria electoral que fortalezca su imagen. La maquinaria propagandística y la álgida situación que atraviesa el país por el crimen organizado le permitirán, de triunfar, dar un golpe de efecto que lo impulse hasta los próximos comicios.

Las preguntas planteadas decepcionan a quienes esperaban propuestas y reformas más ambiciosas; ese el caso, especialmente, de los tibios planteamientos con respecto a la evaluación de la Función Judicial o a la extinción de dominio. Muchos de los temas, como los referentes a las Fuerzas Armadas, podrían haber sido abordados, sin grandes contratiempos, en la propia Asamblea Nacional, aprovechando el clima de inusual entendimiento que prima este momento. Peor aún, desperdicia la oportunidad de insistir con la extradición de criminales y narcotraficantes.

Otras preguntas, como las relativas al endurecimiento de penas o a la deportación de extranjeros, parten de supuestos engañosos y apelan a la emotividad del elector, sin ofrecer soluciones reales. Por último, resulta llamativo y hasta sospechoso que, sin mediar explicación, se haya incluido un tema irrelevante y frívolo como el de los casinos, aunque se lo intente justificar con un ímpetu turístico y laboral.

Incluso en el caso de que triunfe, no queda claro cuál será el gran impacto que la consulta tendrá en el porvenir del país y en el combate por la seguridad. No existía entre la ciudadanía un acuciante anhelo de expresarse por medio una consulta; sin embargo, el presidente quiere, desde ya, calentar motores.