El nuevo Gobierno y sus circunstancias

Milica Pandzic

Otro domingo más, otra elección más. Nos decidimos por un Gobierno de transición, el cual no tendrá el tiempo a su favor para generar cambios profundos en Ecuador; y que, sin embargo, entra con altas expectativas sobre sus hombros. Será un Gobierno de contención: contención a la crisis de inseguridad, a la crisis política, a la crisis económica, y al fenómeno de El Niño. Un Gobierno que entra a la tormenta perfecta, con la incertidumbre sobre si podrá contar con todo lo que necesita para hacerle frente.

Las circunstancias del nuevo Gobierno estarán en su contra, y en sus propias manos estará entenderlas y decidir cómo afrontarlas. Sin excusas. Los ecuatorianos requerimos respuestas de quien decidió candidatizarse para gobernar este país, de quien se ofreció hacerse responsable de todas sus crisis y problemas, de quien dijo estar preparado para hacerlo, y de quien aseguró que tenía las soluciones apropiadas para el país en el que vivimos hoy.

Las primeras semanas serán cruciales, porque se esperarán decisiones oportunas y contundentes. Se esperarán hojas de ruta visibles, planes concretos, y una preparación previa que permita un desenvolvimiento rápido. No habrá tolerancia para improvisaciones, ni mucha paciencia para esperar acciones; pues nuestra paciencia colectiva se ha agotado en los últimos dos años.

Dos años de un Gobierno que no supo ni pudo gobernar, y que agravó todas las crisis que heredó. El presidente saliente deja la vara muy baja, lo que siempre es un arma de doble filo: o el nuevo Gobierno se destaca y se diferencia de la administración anterior a través de una rápida y efectiva gestión; o termina siendo una continuación de su inercia, pasividad e indolencia.