La crisis del IESS y los apagones son dos ejemplos del costo del populismo económico en Ecuador

CRISIS. La deficiente atención de salud del IESS refleja los costos del populismo.
CRISIS. La deficiente atención de salud del IESS refleja los costos del populismo.

Las promesas de un Estado grande, que financia todo y da grandes beneficios, colisiona con la realidad. Los resultados son déficits fiscales crónicos, servicios ineficientes y hasta apagones.

Los líderes populistas en Ecuador, durante los últimos 15 años, han implementado políticas económicas a corto plazo para obtener apoyo popular, sin considerar su viabilidad a largo plazo. Esto ha conducido a déficits presupuestarios crónicos, deuda pública elevada, servicios públicos deficientes, instituciones al borde del colapso y hasta apagones.

A continuación, se detallan dos ejemplos (de una larga lista) de los costos del populismo en la economía ecuatoriana.

El infierno populista de la crisis eléctrica

En menos de seis meses, Ecuador ha tenido que enfrentar dos crisis eléctricas con apagones que, a mediados de abril de 2024, llegaron hasta las 8 y 9 horas diarias.

En el régimen de Rafael Correa (10 años) se construyeron varias hidroeléctricas, pero sin hacer cambios estructurales y saltándose todos los procesos de contratación con adjudicaciones a dedo a empresas públicas de otros países como China (con créditos atados de bancos chinos).

Se profundizó la politización de las empresas distribuidoras, no se transparentaron los costos ni las tarifas y se mantuvo un esquema centralizado, burocratizado y estatista sin apertura a inversión privada.

El resultado es que, como explicó Carlos Tapia, ingeniero eléctrico, las grandes obras se cortaron en seco cuando se acabó el financiamiento chino, se arrastran problemas estructurales con hidroeléctricas llenas de fallas y fisuras como Coca Codo Sinclair, la inversión privada no se concreta porque, entre otras cosas, se duda de un Estado que consolidó su fama como mal pagador.

“Hace años que no se invierte en generación, transmisión y distribución, a pesar de que ha crecido el número de ciudadanos y empresas. Si esquivamos los apagones porque llueve o nos vende Colombia, el sistema puede colapsar porque la transmisión ya no aguanta. Hasta ese punto hemos llegado. Se ofreció energía barata solo con inversión del Estado; pero las obras fueron más para saciar el ego del mandatario de turno y no se pensó en futuro, ni el dinero para mantenimientos y para nuevas inversiones”, puntualizó.

Bajo la falsa lógica del Estado que todo lo construye, que da generosos subsidios y que supuestamente no necesita inversión privada, se generó un esquema perverso e ineficiente que es difícil de desmontar.

Salir de esta trampa toma tiempo, esfuerzo y políticas de apertura comercial y atracción de inversiones que se mantengan durante varios Gobiernos.

Los actuales apagones ya le están costando $2 millones diarios a sectores como el lechero, o un total de $25 millones a los pequeños panificadores. Se ha llegado a perder hasta $12 millones por hora, según datos del Ministerio de Energía y Minas.

La actual suspensión momentánea de los apagones, debido a las mayores lluvias y las importaciones de energía desde Colombia, solo son un respiro; pero el sistema eléctrico de Ecuador está siempre al borde del desastre por el populismo de años.

El IESS se desfinanció por el populismo

A través de una sucesión de resoluciones dentro del Consejo Directivo del IESS, y de leyes como la llamada de ‘Justicia Laboral’, entre otras movidas, se quiso cubrir el costo de medidas populistas, como la atención de salud a los hijos de los afiliados, a través de desfinanciar al fondo de pensiones. Además, se le quitó el aporte estatal del 40% al IESS para seguir gastando en el modelo populista del Estado grande que da todo sin “costos para la ciudadanía”.

Patricia Borja, abogada especializada en temas de la seguridad social, ha explicado que, según un estudio actuarial del mismo IESS, las causas de desfinanciamiento del fondo de pensiones fueron:

1 La ausencia de la contribución estatal del 40% (desde 2015 hasta 2018).

2 La aprobación de la Resolución No. C.D. 501 (13 de noviembre de 2015) que modificó las tasas de aportación de tres seguros del IESS. Se redujo la tasa de aportación al fondo de pensiones para cubrir el aumento en el costo de atenciones médicas en el fondo de salud, como resultado de medidas populistas y sin sustento técnico.

3 Desinversiones realizadas desde 2015.

“En ese estudio, el IESS concluyó que, debido a las tres causas, el fondo de pensiones sufrió un perjuicio de más de $8.927 millones. Además, se señala que, si no se hubieran producido esos decrementos, la reserva del fondo de pensiones (administrada por el Biess), para 2018, habría superado los $15.470 millones”, puntualizó.

El IESS no se ha podido recuperar de este perjuicio, que es equivalente al desfalco del feriado bancario. El fondo de pensiones apenas supera los $5.000 millones.

Esta institución se ha consolidado con los años como la caja chica de los gobiernos de turno y en muchos casos se le pagan con papeles.

Asimismo, su manejo sigue siendo clientelar y la reforma estructural sigue sin concretarse por los costos políticos que representa.

El resultado es que el IESS es altamente ineficiente, no puede atender toda la demanda en salud y el pago de pensiones está en riesgo en cinco años o menos. (JS)

Ofrecer de todo, pero sin fuentes para financiarlo

Como ha analizado LA HORA, las finanzas públicas ecuatorianas han estado en su peor momento desde hace años. Los continuos déficits fiscales (más gastos que ingresos) son el reflejo de una Constitución de 2008, y un manejo político, que engaña con la promesa de que se puede acceder a todo tipo de derechos; pero sin ningún costo para la ciudadanía, solo con la “magia del Estado benefactor”

Sin embargo, la realidad es que para financiar a ese Estado benefactor se estableció un sistema de intervencionismo estatal y burocratización que, en última instancia se convierte en el mayor costo (vía trabas, impuestos y servicios ineficientes) para la formalización de la economía y la generación de empleo adecuado.

Con corte al 31 de marzo de 2024, más de 5,5 millones de personas están entre la informalidad y el desempleo, con un ingreso promedio de menos de $14 al día.

A esto se suman otros tres efectos perversos del populismo:

1 Incertidumbre para los inversores: Las políticas económicas impredecibles y las decisiones arbitrarias generan incertidumbre entre los inversores nacionales y extranjeros, lo que a su vez disminuye la inversión y frena el crecimiento económico.

2 Corrupción y clientelismo: El populismo alimenta la corrupción y el clientelismo político, ya que los líderes populistas pueden usar recursos estatales para recompensar a sus partidarios, empresarios afines, entre otros, creando así un ambiente económico poco transparente y desigual.

3 Falta de reformas estructurales: Los líderes populistas priorizan medidas a corto plazo que generan beneficios políticos inmediatos sobre reformas estructurales necesarias para promover el crecimiento económico sostenible, como la mejora del sistema educativo, la modernización de la infraestructura o la reforma del sistema fiscal.

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