Constelaciones Familiares: una terapia que suma beneficiarios en Quito 

Las terapias alternativas ayudan a personas a resolver sus problemas personales. (Foto: Archivo)

El trabajo con las constelaciones familiares son una alternativa que se ha ido abriendo paso en la capital y cada vez más personas se ven atraídas a practicarla. Consiste en el uso de símbolos y representaciones para sanar conflictos emocionales. 

En los últimos años, muchas personas, cansadas de las prácticas médicas tradicionales, han recurrido a métodos o alternativas que tratan al ser humano de manera holística.

Las constelaciones familiares son una técnica terapéutica que busca trabajar traumas o problemas a través de sus vínculos familiares y con antepasados. Se pretende entender y sanar circunstancias que aquejan a cada individuo en lo profundo del ser. 

En Quito, existen numerosos centros donde las personas pueden acudir como observadores o participantes de constelaciones familiares. Según Karina Marcial, terapeuta especializada en este ámbito, hay cada vez más gente buscando este tipo de terapias y se ha abierto mucho espacio en Quito, e incluso mucho antes se popularizó en Guayaquil. 

Los precios para realizar una constelación en la capital varían entre $45 y $100. Esto dependerá si se trata de una sesión grupal o individual y del centro en el que se realice. 

Las distintas formas de hacer constelaciones familiares

Hay diferentes formas de realizar constelaciones (representaciones, cuarzos, muñecos, piedras, etc.), pero todas buscan vivenciar a los antepasados, traerlos mediante dinámicas para mirar lo sucedido al clan familiar. Al constelar, las personas abandonan los reclamos y entran en un estado de compasión y de gratitud, según Karina.  

La representación en una constelación familiar implica seleccionar representantes para los miembros de la familia o elementos del sistema familiar, colocarlos en el espacio según la percepción del cliente y observar la dinámica que surge entre ellos. Así, el terapeuta interviene para identificar patrones o problemas que puedan existir, y finalmente llegar a una conclusión que brinde resolución o alivio emocional. A este tipo de sesiones suelen acudir alrededor de 10 a 15 personas.  

“Biológicamente, estamos hechos para repetir patrones. Vamos hacia lo que conocemos. En la vida, cargamos con nuestra historia, con nuestro bagaje cultural, cosas imperceptibles que se van filtrando a través del clan familiar, desde el inconsciente”, afirma Karina. 

Un proceso para reconocer el origen de los problemas 

Melanie Mejía y María Dolores Valencia son dos mujeres quiteñas que iniciaron un proceso de sanación a partir de las constelaciones familiares. “Es una herramienta que nos ayuda a resolver problemas, a sanar dolores y a mejorar nuestra vida para ser más felices, más abundantes”, indica Melanie.  

Ambas conocieron este tipo de terapia porque empezaron a notar ciertos efectos contraproducentes en su salud con la medicina tradicional. María Dolores padecía de migrañas, por lo que tenía que tomar pastillas cada cuatro horas. Esto le causó problemas estomacales, por un consumo excesivo de medicina. Con desconcierto, empezó a constelar 

Según María Dolores, esto le permite conectarse con el alma de una persona, con el inconsciente, para solucionar un problema que ya reconozca. “Si un problema no es visto es imposible que se solucione”, dice.  

Para asistir a una constelación por primera vez, Melanie asegura que “lo primero es creer en esta herramienta. Uno tiene que estar listo a oír y ver cosas que tal vez no le agraden o cosas que no había pensado antes”. Ambas concuerdan en que la primera vez que se realiza esta práctica es la más complicada dado que existe mucha incredulidad.  

Una parte fundamental de las constelaciones familiares es el perdón con uno mismo y con los antepasados. “Yo nunca conocí a mi papá, eso hizo que una de las cosas que yo constele sea esta relación. Aunque no lo conocí, es mi papá, y el papá es la fuerza”, afirma Dolores. “A lo largo de mi vida me pasaron situaciones bastante fuertes, en las que muchas veces me quedaba sin piso. Con las constelaciones entendí que esto se debía a que no tuve esa cercanía con mi papá”.  

Este tipo de terapias ayuda a que las personas puedan conectar consigo mismas. Es el primer paso para ver lo que está ocurriendo e ir sanando en su interior. 

El punto de vista de la comunidad científica sobre las constelaciones 

Numerosos expertos de las distintas ramas de la ciencia han mostrado su desacuerdo con este tipo de prácticas. Recalcan la falta de evidencias concretas que la puedan validar. La genética y la biología reconocen la influencia de los genes y el entorno en el desarrollo humano, pero no hay bases científicas sólidas para afirmar que representar simbólicamente a la familia puede tener un efecto terapéutico. 

“La parte controversial viene de la idea de que existe la heredabilidad, las energías o relaciones intrafamiliares. Desde el punto de vista de la ciencia, los traumas no se pueden pasar a ese nivel, no hay estudios previos que avalen su eficacia», es uno de los argumentos que respalda Juan Daniel Mosquera, investigador y docente universitario de las ciencias de la vida y la salud.  

Para evaluar las cosas de forma científica se necesita generar una hipótesis, algo que sea verificable, que se pueda plantear y comprobar. Por ello, muchas personas denominan a las constelaciones como “pseudociencia”, pues no es una técnica que haya podido ser demostrada.  

La comunidad científica destaca que factores ambientales, por ejemplo, pueden influenciar el comportamiento de los individuos y se puede comprobar, pero, atribuir cierta influencia a una relación con un antepasado que, tal vez, nunca se llegó a conocer, posiblemente es imposible.  

Pero, ¿dónde surgió la alternativa de las constelaciones? 

En los 70, Bert Hellinger desarrolló las constelaciones familiares mientras trabajaba como sacerdote católico y misionero en Sudáfrica. Su experiencia con diferentes culturas influyó en su comprensión de las dinámicas familiares y grupales.

Más tarde, Hellinger empezó a aplicar sus ideas en sesiones terapéuticas individuales y grupales. Ahí, comenzó a desarrollar las «constelaciones familiares» como una herramienta terapéutica. A partir del siglo XXI, las constelaciones familiares se expandieron más allá de Europa y se volvieron conocidas en América del Norte, América Latina, Asia y otras regiones.  

LA HORA-LAB: Ariana Valenzuela – USFQ

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