El crecimiento de los créditos bancarios ha caído 6,5 puntos porcentuales en el último año

La incertidumbre política, la inseguridad, el impacto del fenómeno de El Niño, las altas tasas de interés a nivel internacional y la trabas normativas locales minan la capacidad de los bancos de conceder créditos.

El crédito de la banca privada es clave para el dinamismo de la economía, sin embargo, si bien sigue creciendo, existe una desaceleración en la entrega de financiamiento formal, un hecho que se advirtió meses atrás.

A julio de 2023, la cartera de crédito alcanzó los $40.550 millones, un crecimiento de 11,2% ($4.099 millones adicionales) en comparación con julio de 2022.

En aquel momento (a julio de 2022) se había registrado un crecimiento anual del 17,7%, es decir, una caída de 6,5 puntos porcentuales.

La desaceleración de la cartera de crédito obedece a factores como la incertidumbre provocada por la coyuntura electoral, la inseguridad, el impacto del Fenómeno de El Niño en la economía y la normativa local de tasas de interés que es incompatible con la coyuntura de tasas de interés internacionales.

Respecto a este último punto, el desafiante contexto internacional debido al incremento de las tasas de interés de política monetaria que han efectuado -desde marzo de 2022- las economías desarrolladas, así como los países emergentes para hacer frente a la inflación, ha elevado el costo del financiamiento externo para empresas, bancos privados y cooperativas, restringiendo así la liquidez que podría venir del exterior, afectada además por la existencia de techos a las tasas de interés a nivel local que impiden ajustarlas a la realidad actual, lo que reduce el financiamiento formal.

Pese a esa realidad, el crédito de los bancos privados es clave porque, a través del financiamiento formal, impulsan el crecimiento de las actividades productivas de Ecuador.

De hecho, del total de la cartera crediticia a julio de 2023, el 59% ($23.964 millones) está destinada a los créditos de producción (productivo, vivienda y microcrédito) y el 41% a los créditos de consumo ($16.586 millones).

Financiar al Estado también resta liquidez para prestar a empresas y personas

El pasado 30 de junio, la Junta de Politica y Regulación Financiera,  a través de la Resolución JPRM-2023-013-M, estableció que los bancos y cooperativas privados pueden tener hasta el 20 % de su encaje en bonos del Estado.

Se trata de una inversión voluntaria y que, según instituciones como el Colegio de Economista de Pichincha, sirve para financiar al Gobierno Central para que pueda invertir más en obra pública que dinamice la economía.

Que los bancos y cooperativas compren más bonos del Estado no es lo mismo que el político de turno se gaste las reservas del Banco Central, entre las que se incluye el encaje que por ley deben mantener las instituciones financieras en esa institución.

El dinero invertido en bonos se debe devolver y paga intereses; pero según la visión liberal que LA HORA ha recogido de economistas como Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal y Carlos Cobo, director ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP), este tipo de medidas reduce la liquidez que se podría utilizar de mejor manera para impulsar la inversión y la economía privada.

Así, en la nota «El crédito se reduce en los segmentos corporativo y empresarial con consecuencias en la actividad y el crecimiento económico», Acosta Burneo puntualizó que el mayor gasto público se financiará quitando espacio de créditos sobre todo a las empresas. En lugar de préstamos corporativos y empresariales, parte de la liquidez del sistema financiero privado se irá a invertir en bonos de deuda pública.

Los depósitos siguen creciendo, a pesar de la incertidumbre

Según la Asociación de Bancos Privados (Asobanca), bajo una administración técnica, prudente y profesional, implementando las mejores prácticas internacionales, los bancos ecuatorianos continúan brindando tranquilidad a los más de 7 millones de clientes.

Esto se evidencia en la tendencia de crecimiento de los depósitos que, de acuerdo con los últimos datos publicados por la Superintendencia de Bancos, llegaron a USD 43.810 millones a julio de este año.

Esto significa que se registraron $2.837 millones más en depósitos que en julio de 2022, un crecimiento del 6,9% anual.

Del total de captaciones bancarias, $18.912 millones corresponden a depósitos a plazo, un crecimiento del 18,9% en comparación con julio de 2022. Mientras que los depósitos de ahorro llegaron a $11.161 millones y los depósitos monetarios, a $11.504 millones.

Es decir, el 68% de las captaciones de la banca, o el equivalente a 7 de cada 10 dólares, correspondió a depósitos de ahorro y a plazo. En tanto, el 26% corresponde a depósitos monetarios en cuentas corrientes y el 5% son otros depósitos.

El reporte de la Superintendencia de Bancos revela que la liquidez se ubicó en 24,02% en julio de 2023. En tanto, la cobertura fue de 208%, es decir, la banca privada tiene un nivel de provisiones que es 2 veces más alto que su cartera improductiva. Estos dos indicadores muestran que el sistema bancario privado se encuentra sólido, líquido y solvente.

«Tras los siete meses de 2023, y pese a los desafíos que enfrenta el país, los bancos privados del país mantienen el compromiso de continuar apoyando con financiamiento a empresas y familias, para que pueda ser destinado a actividades productivas, así como al mejoramiento de la calidad de vida de los ecuatorianos; siempre precautelando los recursos de sus depositantes», aseguró la Asobanca. (JS)