Cámaras de vigilancia y botones de pánico son claves para los barrios de Quito que luchan contra la delincuencia

Malestar. Los dirigentes de los barrios de Quito piden seguridad al Gobierno. FOTO: Federación de Barrios de Quito.
Malestar. Los dirigentes de los barrios de Quito piden seguridad al Gobierno. FOTO: Federación de Barrios de Quito.

Los barrios se organizan e invierten cada vez más en herramientas para combatir los delitos. Lo hacen porque la Policía Nacional no se da abasto.

Cada vez más habitantes de barrios del norte, centro y sur de Quito deciden unirse para comprar cámaras de seguridad, alarmas comunitarias, botones de pánico y otras herramientas que les permitan contrarrestar las acciones delincuenciales.

Dirigentes de algunos sectores aseguran que esta organización les ha ayudado a disminuir los índices de inseguridad. Aunque saben que es responsabilidad del Estado garantizar la seguridad de la población, sostienen que la Policía Nacional no cuenta con el personal suficiente para combatir todos los problemas que hay en el Distrito Metropolitano.

William Basantes, presidente del barrio San Gregorio de Chillogallo y de la Federación de Barrios de Quito, dijo que esto se volvió una necesidad porque la delincuencia aumentó más desde 2021. El dirigente atribuye esto al descuido del Gobierno. También denunció que la anterior administración municipal ofreció 580 cámaras de seguridad y botones de pánico, pero nunca fueron instaladas.

“La inseguridad se soluciona con obras sociales, como por ejemplo el ingreso a la universidad, oportunidad de trabajo a jóvenes. Si no se invierte en la obra social no se terminará con la delincuencia. Por más policías que pongan no se va a solucionar”, aclara Basantes.

Según el diagnóstico de este y otros dirigentes, los patrullajes de la Policía son insuficientes en los barrios, porque la delincuencia no tiene horario. Explican que cuando llaman a la Policía o cuando usan el botón de pánico que emite una alerta a las Unidades de Policía Comunitaria (UPC), los uniformados se demoran más de 10 minutos en llegar y hasta eso los ladrones huyen. Esto ha generado que los comercios y sectores se organicen y tomen las riendas de su propia seguridad.

 Unidad y cooperación

La cooperación y la unidad de los vecinos es el factor común en las iniciativas barriales que buscan contrarrestar la inseguridad. Los moradores de los barrios organizados también coinciden en que se debe invertir en iluminación de calles, cámaras de seguridad, botones de pánico, alarmas comunitarias, luces de emergencia.

Además, los presidentes de los barrios organizan marchas para pedir colaboración del Gobierno, crean chats grupales para estar informados de todo lo que pasa dentro de los sectores, organizan rondas de vigilancia con antorchas en las calles principales y secundarias para dar seguridad a los locales.

También entablan reuniones con funcionarios del Ministerio de Gobierno y del Interior. Así han reactivado las UPC y han solicitado la asignación de policías.

Cuadra ‘combativa’

Ángela Robles, dueña de un local comercial por 30 años en San Blas, en el Centro Histórico, comenta que la delincuencia aumentó después de la pandemia. Frente a esto, los habitantes de la calle Esmeraldas adquirieron cámaras de seguridad, botones de pánico, luces de emergencia y hasta se armaron con palos, botellas y piedras.

“Hemos logrado disminuir la delincuencia, en esta cuadra estamos unidos. Apenas suena la alarma todos los comercios tienen que salir a ayudar al local en apuros. Nuestra consigna es salir a ayudar a todos los comercios. A nuestro local ya llegaron los vacunadores, cuando sucedió, tocamos la alarma comunitaria, lo que hizo que las demás personas nos ayudaran y apalearan al vacunador”, cuenta Robles.

Conectados al chat

Carla bolaños, presidenta del barrio Vencedores Norte, cuenta que la inseguridad llegó a tal punto que los delincuentes se hacían pasar por religiosos para robar en las viviendas. Para combatir esas y otras estrategias delincuenciales crearon chats grupales con los vecinos y responder a las alertas.

“Cuando los barrios se organizan se logra tener una mejor seguridad, se tiene que trabajar en comunidad. Cuando te desentiendes de limpiar tu vereda, de sacar la basura, das a entender que no te importa tu barrio y eso atrae inseguridad. Comprometerse con tu comunidad o barrio contribuye con la seguridad”, señala Bolaños.

En la parroquia de Calderón los habitantes ya se están organizando.  En el barrio Terán, por ejemplo, han invertido en un sistema de ocho alarmas y 16 cámaras de seguridad, con un gasto de $2.200 aproximadamente. Cuando suena alguna alarma, todos salen con antorchas y palos. La consigna es “agarrar y linchar” al delincuente.

En el barrio El Cajón, donde hay muchos conjuntos habitacionales, los vecinos están pensando en instalar un botón de pánico inalámbrico en cada casa y subir los muros de los conjuntos. A fin de mes tendrán una reunión para concretar dichas acciones. (EC)

Datos:

Botones de pánico pedidos a la Policía

San Blas

Del 1 de enero al 13 de junio 2022 : 155

Del 1 de enero al 13 de junio 2023 : 420

Chillogallo

Del 1 de enero al 13 de junio 2022 : 739

Del 1 de enero al 13 de junio 2023 : 857

San Carlos

Del 1 de enero al 13 de junio 2022 :268

Del 1 de enero al 13 de junio 2023 : 274.

Calderón

Del 1 de enero al 13 de junio 2022 : 397

Del 1 de enero al 13 de junio 2023 : 574.

Fuente: Dirección Nacional de Policía Preventiva y Comunitaria