Sin el censo, todo es especulación

Con la nueva campaña, se escuchan ya propuestas de ambiciosos planes nacionales y grandes proyectos para transformar el país. Sin embargo, navegamos a ciegas. No basta con saber a dónde ir, sino que también hay que saber dónde uno se encuentra. Solo el censo puede aportar un diagnóstico definitivo sobre la situación macro del país. Mientras tanto, las medidas que se tomen y las políticas públicas que se intenten generar, estarán basadas en meras adivinanzas y estimaciones subjetivas.

La data actualizada permitirá hacer los ajustes que el Ecuador requiere a largo plazo, independientemente de quién lo gobierne. La pirámide poblacional va a ser el factor determinante en la dirección que tomen medidas sobre seguridad social, política tributaria, educación, nutrición e, incluso, infraestructura. No es lo mismo diseñar un país con una gran masa de jóvenes dependientes en etapa de formación con un bono demográfico en el futuro a mediano plazo, que uno con una boyante masa de adultos consumidores y aportantes, pero que dentro de poco requerirá jubilaciones.

El censo permitirá también derribar algunos mitos o elevarlos a categoría de hecho comprobado. ¿Es la ruralidad y la producción agrícola tan importante como en décadas pasadas? ¿Cuál es la verdadera cantidad de inmigrantes extranjeros que viven en el país y cuántos ecuatorianos en realidad se han marchado? ¿Cuál es la agenda pendiente en materia de servicios básicos?

En un país con una economía tan informal como la nuestra, solo el censo ofrece certezas. Las necesitamos urgentemente.