Universidades y empleo

César Ulloa

Hay una brecha enorme entre la oferta académica que nos presentan cada año las instituciones de educación superior (IES) y la demanda laboral, es decir, lo que necesitan las empresas, el sector público, las organizaciones de la sociedad civil y los organismos internacionales. Quienes logran insertarse en el mercado laboral no llegan a su primer trabajo con los conocimientos aplicados. Parecería que hay un divorcio entre los años de estudio en las universidades versus lo que deben realizar los profesionales en sus trabajos. ¿A qué se debe este desfase?

El sistema de educación superior requiere de manera urgente un estudio de pertinencia, pues la creación de nuevas carreras de pregrado y posgrado debe justificarse en las necesidades comprobadas de empleabilidad de los sectores productivo, público y el tercer sector de cada localidad. Caso contrario, tenemos a futuro, al igual que ahora, decenas de miles de profesionales conduciendo automóviles para las plataformas, así como realizando decenas de actividades distintas a las de su formación. Esto no desmerece a ningún trabajo, pero sí distorsiona el sentido de vida de los estudiantes de universidades, escuelas politécnicas e institutos acerca de sus propósitos.

Sin embargo, la formación que recibimos de las instituciones de educación superior no debe agotarse en la razón instrumental, sino ser complementada en dos ejes esenciales para la construcción de ciudadanía y convivencia: la ética pública y las habilidades blandas. Lo primero es esencial, por cuanto la corrupción y la impunidad se lleva el país a costales y, por otra parte, la pandemia nos enseñó que debemos trabajar más en resiliencia, comunicación, convivialidad (generar convivencia en respeto), empatía, trabajo en equipo. Por tanto, si la vida cambió, también debe replantearse la oferta académica en contenido, método, modalidad, tiempo e incluso, costo. El tema de la inteligencia artificial es otro hito.

El tema de mayor sensibilidad es el acceso a las IES, pues cientos de miles de estudiantes se quedan por fuera de toda posibilidad y tampoco tienen empleo. A un problema tan complejo, la respuesta es un acuerdo nacional para solventarlo.