Milei: hacer posible lo imposible

En apenas cuatro meses, el presidente de Argentina, Javier Milei, ha logrado algo que parecía imposible: reducir a cero el déficit que afligía a su país. Con recortes certeros y oportunos, ha detenido el desangre de las finanzas públicas. Alcanzar el superávit fiscal —lo dejó claro desde un inicio— es el paso previo para poner fin a la despiadada inflación, y su régimen avanza en el camino correcto.

Al inicio de su Gobierno, a la oposición le sobraban los argumentos y pretextos para asegurar que la situación económica era irresoluble y que la única alternativa eran esos ajustes graduales que siempre se quedan cortos. Sin embargo, la mezcla de desesperación extrema que se había apoderado de los argentinos y la esperanza que Milei logró contagiar con su brío hizo que los ajustes se tornaran viables. Ahora, aquel escenario de un Estado eficiente pero mínimo, con un sector privado libre para crecer que lleva las riendas, es una posibilidad real.

Es justo esperar que, a partir de esto, Milei vaya alcanzando nuevos hitos en su proyecto. Argentina es un país bendecido con las condiciones ideales para ello: un sector agropecuario incansable, abundantes recursos naturales, riqueza hídrica y energética, y —sobre todo— una población sana y educada, que ha demostrado una admirable capacidad de adaptación e ingenio en su persecución de la prosperidad.

Bravo a Milei, bravo a sus ideas liberales radicales pero ancladas en la realidad, bravo a los argentinos que le demuestran al mundo que con valentía y esfuerzo, se puede enseñar a los políticos corruptos, irresponsables y criminales que un pueblo decidido es más fuerte que su avaricia y egoísmo.