El riesgo del gradualismo

Muchas preguntas acerca del grado de compromiso ideológico del régimen del presidente Guillermo Lasso han hallado respuesta tras su reciente propuesta de Presupuesto General del Estado.

El plan no ha tratado de apurar las reformas estructurales que muchos de los más fervientes simpatizantes del gobierno aguardaban. No ataca el crónico déficit presupuestario, de casi 5.000 millones de dólares, ni incluye una reducción sustancial del gasto público. Insiste, en línea con la tradición nacional, en consumir indiscriminadamente todo recurso público sin tener en cuenta su origen ni sostenibilidad.

Parecería que el presidente Lasso ha elegido el camino del cambio gradual y sostenido, en lugar de un resuelto y drástico golpe de timón. Ni siquiera eso ha logrado evitar los exaltados reclamos de aquellos sectores que han sufrido recortes. En la coyuntura actual, todo intento de ajuste se ve condenado a lidiar con una intransigente oposición.

El gradualismo es una ilusión peligrosa.

Cuatro años son un destello para temas de Estado, y el exceso de paciencia puede conllevar el desperdicio de una oportunidad histórica.

Se requieren cambios más ambiciosos y, ante su debilidad en el Legislativo, el régimen debe ser capaz de conquistar directamente la comprensión y el apoyo ciudadano. La única forma de lograrlo es con un arduo esfuerzo de comunicación y de educación. La ciudadanía necesita entender la gravedad de la situación y las medidas necesarias. ¿Qué espera el gobierno?

FRASES DEL DÍA

«Una buena vida es aquella que no requiere de milagros.”

Nadezhda Mandelstam (1899-1980), escritora rusa

«Una ideología auténtica debe ser compleja, como el mundo en el que vivimos.”

Mario Monteforte Toledo (1911-2003), escritor guatemalteco