Mi ciudad

Miguel Méndez Guerrero

Los invito a mirar y recorrer Santo Domingo de los Colorados, especialmente el llamado casco central y comercial, usando los cinco sentidos: el olfato para percibir el aroma sano de las plantas que aún existen y las que se están sembrando en las veredas de las calles; el oído que ya no se escucha el túmulo de la gente, las voces destempladas de vendedores y los pitos ensordecedores de los vehículos; el tacto para no buscar refugio y sostenerse en algo por la estrechez; el gusto para saborear las delicias de la gastronomía y la vista para mirar las avenidas y calles llenas de colorido por la señalización y señalética que hacen que propios y extraños exclamemos ¡Qué linda está nuestra ciudad!.

Igual en los sectores de su entorno salir por las avenidas Tsáchila, Esmeraldas, Chone, Quevedo y Quito, avenidas transversales y calles en las afueras del centro han cambiado la vida de sus habitantes porque es psicológico el comportamiento al ver buenas calles sin lodo y sin polvo arreglar los frentes de sus casas inclusive su apariencia porque los vecinos de otros barrios ya los toman en cuenta.

Se han creado en diferentes sectores lugares comerciales en todas las áreas que embellecen las cooperativas y urbanizaciones que sus vecinos, aunque en pandemia se unen para disfrutar de una conversación y deporte o sea ha llenado de alegría con parques, en cambio a la tristeza de la crisis y sacar una sonrisa a los que nunca sonreían.

Sin adulos debemos unirnos al desarrollo emprendido por la ciudad moderna con servicios que se sigue proyectando y no obstaculizar sus obras, claro está que como todo hay en la viña del Señor un grupo minúsculo de resentidos sociales obstaculizan a todo porque nunca fueron capaces de dar nada en beneficio de la Ciudad, decirles si no aman a Santo Domingo por favor regresen a sus lugares de origen.

[email protected]