Mamás solteras y el sistema

CECILIA CHACÓN
Cecilia Chacón

30 de cada 100 mujeres indígenas que declararon ser representantes del hogar son madres solteras, con seguridad, por ahí va la cifra en mujeres mestizas en Tungurahua. Esta realidad se multiplica en las provincias del Ecuador. ¿Pero quienes son las madres solteras? Unas por decisión y otras porque a algunos se les olvido la corresponsabilidad paterna.

Realmente hablar de madres solteras no es el tema, sino lo que está detrás de los estereotipos hetero-normados que las condena hace décadas y en la actualidad. Antes las veían como una mancha familiar y la sociedad las condenaba en automático con expulsiones de los centros educativos y de compasión las mandaban a la nocturna; los padres con posibilidades las mandaban a dar a luz en el exterior y volvían con el “hermanito menor”, frases como: “se daño la familia” o la “tela manchada no tiene arreglo” expresaban discriminación, exclusión y reverencia a un molde de perfección familiar, donde “soportar y aguantar el matrimonio a cualquier precio” era la razón; y por supuesto la mujer que se comió la manzana de Adán tiene la culpa de ahí para la eternidad.

Ahora la tecnologización de la discriminación es más sutil de igual perversa. Ejemplo: desde las escuelas retrógradas de las ciencias sociales que citan la situación familiar como “hogar disfuncional” porque solo hay una madre y es soltera, o cualquier modelo familiar, justificando las fallas del sistema social para no ser acogiente, resiliente. Está clarísimo que es necesario vigorizar la familia, pero no a costa de las declarativas frases pasivo agresivas de disfuncionalidad que estigmatizan. Es que no han superado a Eva y la manzana y lo peor de todo no trabajan ni en pedagogía, ni en calidad de acogimiento y atención. El sistema de educación debe reformar y cuidar que se escribe y dice, porque este es el primer sistema agresor para los niños y niñas que tienen a mamá soltera que lo hace todo como un ‘superman’, ahí está el detalle.