#UnaSolaTierra

Verónica Narváez

Medio siglo ha pasado desde que en Estocolmo se celebró la primera conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente en 1972. Exactamente 50 años después se retoma el lema “Una sola Tierra”, que en el Día mundial del Medio Ambiente 2022, busca concienciar que entre tantos planetas solo hay uno que alberga vida, pero que tiene recursos finitos que enfrenta un sistema de producción y consumo insostenible.

Es impresionante ver que, en las desigualdades del mundo se generan los problemas ambientales, por una parte, el subdesarrollo (falta de cumplimiento de una agenda básica de gobiernos: alcantarillado y saneamiento, gestión de residuos) y por otro lado tenemos la sobreexplotación de recursos para una producción industrializada y focalizada en ciertos países del planeta; y claro no se puede desligar de la ecuación la responsabilidad de la sociedad en general desde el ámbito de consumidor.

Lo cierto es que, los gobiernos son gestionados por seres humanos, los mismos que también cumplen roles de consumidores y en otros espacios son parte de los procesos de industrialización, es aquí donde se deduce que “la humanidad carece de un sentido real de orientación para lograr la armonía con la naturaleza”, aún con la historia encima, en un informe de la PNUMA en el 2021, llama a “Hacer las paces con la naturaleza”. Imagino que hace 5 décadas la motivación de la declaratoria del “Dia mundial del medio ambiente” estaba llena de razones y de urgencias que hoy se repiten o quizás nunca se fueron porque el problema requiere un cambio sistémico que no lo mencionan desde todas las esferas, más parece que, por ahora el tema es dominado por la acción colectiva y la academia, de ahí la pregunta y reto ¿cómo llegar a todos?

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