Nueva subvariante

José Manuel Aguilar Reyes

BA.2 es la nueva subvariante de ómicron, o quizá, subtipo de esa cepa, que ha revolucionado al mundo con su aparición, causando mucha infección, pero ventajosamente bajo índice de mortalidad, igual que su patrón genético BA.1 que causó pánico en el sistema de salud mundial.

Desde el 6 de diciembre pasado se conoce su existencia, conociéndosela como “la subvariante silenciosa”, porque según los expertos no define aún su definitiva secuencia genética, pudiendo albergar sorpresas que, por el bien de la humanidad, deseamos no aparezcan, encontrándose en estudio y por ende, en la recopilación de información que permita medir realmente su efecto, pues es muy temprano para hacerlo.

Pero existe una premisa, que toda la ciencia médica del mundo coincide: la vacunación, siendo la única arma que puede inutilizar su acción y de cualquier variante nueva que aparezca que, sumado a las medidas sanitarias y de protección, siguen siendo la mejor alternativa de control de este virus, mientras dure la pandemia.

Sobre los efectos de la vacunación, a propósito de haber recibido en mi país (Ecuador), mínimo dos dosis la mayoría de la población susceptible, merece que recordemos lo que los expertos insisten: la vacuna AstraZeneca de la universidad de Oxford del Reino Unido, a las 2 a 4 semanas de haber recibido la segunda dosis, la inmunidad se sitúa en un 50%, cayendo a 0% a las 20 semanas; en contraste, las vacunas que utilizan RNA mensajero, como Pfizer, Moderna, etc. a las 2 a 4 semanas alcanza el 70 a 75%, cayendo a 10% a las 20 semanas, pero la efectividad aumenta, con este tipo de vacunas, al recibir la tercera dosis, cayendo a 40% a las 20 semanas, deduciéndose estimado lector, que debemos insistir en vacunarnos y recibir la tercera dosis si hasta este momento aún no la recibe, pues no hay tiempo para titubeos, la protección de nuestra salud es lo primero, no solo para beneficio personal sino familiar y colectivo.

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