María y José

Yveth Romero Padilla

Yveth Romero P.

Pocos conocen la historia de los padres del Divino Jesús, tal vez porque el consumismo nos hace olvidar el verdadero sentido de estas fechas decembrinas. Esta  historia de María y José es contada por los “evangelios apócrifos”. 

El prodigio del nacimiento de Jesús tiene, sin duda, mucha relación con la mujer que fue elegida para concebirlo. Cuentan dichos evangelios que Ana y Joaquín eran muy prósperos, pero no tuvieron hijos en veinte años de matrimonio. Un día, cuando Joaquín se disponía a realizar las ofrendas en el templo, un escriba le sermoneó diciéndole que, por no tener descendencia, no tenía derecho de participar de los ritos. Joaquín, sintiéndose muy humillado, se retiró a las montañas, sin decirle nada a su esposa. 

Ana lloraba su suerte, pues no solo no tenía hijos, sino que además era abandonada por su marido. Y sucedió el milagro. Ana fue visitada por un ángel, indicándole que iba ser madre de una niña. El mismo ángel informó a Joaquín que Dios le bendecía con descendencia y que debía volver junto a su esposa. Como es obvio, Joaquín dudó un poco, pero finalmente decidió volver junto a Ana. 

Los evangelios apócrifos cuentan que María dio muestras de extraordinaria piedad desde muy niña. Era muy hábil para trabajar con la lana, pero además siempre expresó su deseo de entregarse a la vida casta y al servicio de Dios. Sin embargo, esto no era aceptado en los templos de Israel. Así que, cuando cumplió los catorce años de edad, la sinagoga decidió entregarla a un “varón intachable”. Es así cuando José, el carpintero, se presenta para la elección del “candidato a guardar la virginidad de María”. 

Siendo una paloma augural la que eligiera a José, se casa con María para cuidarla y proteger su pureza. El resto de esta bella historia ya la conocemos.

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