La inseguridad ciudadana surge en nuestro país como un fenómeno social producto de desigualdades, falta de empleo, atención en salud, pobreza y principalmente por falta de educación; pues un pueblo educado sabrá desarrollar su capacidad de mejor forma y en actividades dentro del marco de la legalidad.
Un grupo respetable de ecuatorianos sostiene que hacen falta leyes; otro, que existen muchas pero que no se están aplicando correctamente, y echándoles con tanta facilidad la culpa a jueces y fiscales, pocos sostienen que hay que hacer reformas a las leyes; pues no se concibe que leyes que fueron hechas cuando la gente era buena, sigan manteniéndose hasta ahora en que parte de la sociedad se ha descompuesto, ya sea por ideas propias o aprendizaje de personas negativas que han ingresado a nuestro país huyendo de los suyos. Debemos entender que el Derecho avanza conforme lo hace el conglomerado social.
Recuerden que hace poco nos quejábamos del abuso de la prisión preventiva; pues ahora protestamos porque los delincuentes son detenidos en la mañana y en menos de 24 horas salen en libertad, y qué fácil es culpar a jueces y fiscales ya sea por la prisión o por la libertad, pero nadie dice que nuestras leyes lastimosamente están para favorecer a quienes viven al margen de la ley; pues los “Derechos Humanos” han bregado tanto en su favor, hasta el punto de dejar sin protección a los ecuatorianos… ¿o no es así?.
Si nuestra Constitución y el COIP permiten sustituir la prisión preventiva por presentación periódica ante una autoridad a quienes hayan adecuado su conducta a todo tipo penal, la inseguridad será eterna. No es posible que se solucione el hacinamiento carcelario poniendo en libertad a quienes no les corresponde aún salir, en perjuicio de la gente de bien. Entonces, lo que hay que hacer es reformar nuestras leyes y evitar tanta facilidad de libertad, con el fin de que una manzana podrida no dañe a cien.