María Erráez Alejos
Estudiante de la Escuela
de Comunicación de la PUCE SD
Josselyn es una joven de 20 años de edad, que se dedica a reciclar, no ha encontrado otra opción de trabajo. No pudo seguir estudiando porque quedó embarazada y no tuvo el apoyo de nadie. El padre no reconoció al bebé.
Cuando era una niña también su papá no quiso saber de ella y desde entonces acompaña a su madre a trabajar en las calles. Han vendido botellas de agua, granizado, huevitos de codorniz, entre otros, buscando sustentarse.
Empezó a reciclar a los 17 años. Lo que gana reúne para los gastos de su hijo y también ayuda a su madre. Actualmente vive con Kevin, su nueva pareja. Su suegra es quien la ayuda con el cuidado del niño.
Las zonas que más recorren son la Santa Martha, Juan Eulogio y Dos de Agosto, pero cada día visitan diferentes lugares en busca de cartones y botellas. Para ellos trabajar en la calle los libera de estrés.
Los problemas que tiene en pareja son por falta de dinero. Hay días malos en las ventas, en ocasiones baja el valor de la botella o los cartones.
Ella ha buscado otras opciones de trabajo, pero nadie le ha abierto las puertas. Kevin ha sido un gran apoyo, en ocasiones trabaja como ayudante de construcción o amigos lo llaman a laborar en lo que ‘caiga’, para poder llevar otros ingresos y ayudar a Josselyn y a su hijo.
Lo que más anhela Josselyn, es poder darle todo a su pequeño hijo, de tres años de edad. Ella trabaja desde muy temprano hasta la tarde para recoger la mayor cantidad de cartón y botellas para ganar un poco más.
Informalidad
El empleo informal es variable y las personas no cuentan con una seguridad social. Quienes forman parte de este grupo son vulnerables entre niños y niñas, mujeres, adolescentes, adultos mayores y migrantes.
Según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo 2019, para ese año el empleo informal alcanzaba un 46.2%.
El dato
La pareja busca una mejor oportunidad laboral.