Día de la familia

Verónica Narváez

Verónica Narváez Terán

Hoy, en el Día Internacional de la Familia, es importante reflexionar sobre la evolución de este concepto y cómo ha cambiado en las últimas décadas. En un mundo que está experimentando un rápido crecimiento demográfico (bordeamos los 8.000 millones de personas), se podría pensar que las familias también se están fortaleciendo en el concepto tradicional del término. Sin embargo, la realidad es muy diferente.

Tal parece que, en lugar de fortalecerse, las familias se separan y transforman cada vez más. Y hay muchas razones para esto. Los padres e hijos migrantes, los padres divorciados y las madres solteras son solo algunos de los factores que están afectando la estructura familiar. Como resultado, las estructuras familiares son cada vez más diversas y complejas. En efecto, no hay una única forma correcta de ser familia; sin embargo, todas son válidas y merecen respeto.

Además, es importante tener en cuenta que estos cambios no están sucediendo por elección. Muchas veces, las familias se ven obligadas a adaptarse a situaciones difíciles y complejas. Y aunque esto puede parecer preocupante, no necesariamente significa que las familias estén en peligro. De hecho, la diversidad de estructuras familiares puede ser un signo de una sociedad cada vez más inclusiva y abierta. Si bien es cierto que las familias tradicionales siguen siendo importantes, no podemos ignorar la realidad de que la sociedad está cambiando.

Con toda la flexibilidad y adaptabilidad de las condiciones sociales, culturales, en lugar de tratar de mantener una visión rígida y limitada de lo que es una «familia», debemos aceptar y celebrar la diversidad de estructuras familiares que existen. Al hacerlo, contribuimos en la conformación de una sociedad más inclusiva y justa, basada en el respeto y comprensión.

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