Debacle nacional

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

El pueblo ecuatoriano ha estado observando el bochornoso espectáculo que se ha producido en las cárceles y calles del país, ante la atónita mirada de millones de asustados ciudadanos, que observan el desalentador panorama que se está viviendo en el país, sin encontrar una salida o buscar un lugar donde se pueda vivir en paz.

Hoy sabemos que el origen de la delincuencia nace desde el hogar. El epicentro radica en la mala formación que dimos a nuestros hijos, o los hijos hoy delincuentes ¿no tuvieron padres? Evidentemente, sí tuvieron unos progenitores irresponsables que no les importó la buena formación del futuro ciudadano, hoy convertidos en terroristas.

Confirma este criterio con la cita bíblica: “Instruye al niño en su camino, y aún de viejo no se apartará de él”. Si este criterio no convenciera, le daré el de Confucio: “Educar al joven solo intelectualmente y no moralmente siempre será una amenaza para la sociedad”. Y para que usted se convenza de que el origen real de la delincuencia se inicia en los hogares irresponsables, le ofrezco un tercer criterio: “Educa al niño y no maltratarán al hombre” (Simón Bolívar).

las autoridades no creen importante regresar a las buenas prácticas educativas en valores morales, cívicos y espirituales. Obviamente, lo que procede es disuadir, reprimir y sancionar a los terroristas que causan miedo e intimidación, etc.

Hubiera sido menos traumático evitar la contaminación desde su origen y no llenar en saco roto, con más policías, más militares, más destrucción de la propiedad privada y del Estado. 

Estamos seguros de que con buena educación en valores se pudo evitar a muchos delincuentes en las calles. No obstante, hoy se deben endurecer las penas, hay que reformar el sistema educativo, formar en valores. Además, lograr la implementación de escuela familiar para ayudar a potenciar la formación tripartita de padres, docentes y la participación del Estado, no dejando a Dios fuera del proceso formativo del buen ciudadano. De esta manera, estaremos evitando los males futuros de los hijos.

Hasta que entiendan las autoridades que deben regresar a la educación integral, que Dios nos ampare.

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