Presidente-candidato

Wellington Toapanta

Las ralas, espaciadas, primeras declaraciones del presidente electo-candidato, Daniel Noboa, fijan líneas rojas a la ortodoxia correísta, persistente en pretender controlar el sistema judicial, pero también lo revelan con frágil discurso ecléctico, conciliador, con el que no lograría semejarse al interino Clemente Yerovi Indaburu, quien gobernó entre marzo y noviembre de 1966.

Entonces, Yerovi fue efecto del consenso de organizaciones políticas para relegar a la impuesta Junta Militar por la Central de Inteligencia Americana, CIA, en 1963; Noboa llega al Poder por votos contrarios al cleptómano correísmo, a completar el período constitucional 2021-2025.

Yerovi, de 62 años, no registró títulos académicos, pero sí vasta experiencia empresarial y política-administrativa; Noboa con tres títulos, de 36 años, tiene ADN empresarial y político. Misión autoimpuesta de Yerovi fue instalar la Asamblea Constituyente y dejar el poder. Noboa pretende ser mandatario entre 2025 y 2029. Será presidente-candidato.

Golpe de efecto de Yerovi fue liberar a los presos políticos y militares adversos a la dictadura; Noboa ensayará “acuerdos multipartidistas” para trabajar “en conceptos y leyes”, aprobar legislación que beneficie a la “gente”, supremamente difícil en el escenario de magra ideología.

Se revela contradictoria su afirmación de que su “única línea roja” es “no aceptamos líneas rojas”, porque no apoyará juicio político alguno contra la fiscal general, no cogobernará con el correísmo, que sus “principios no son negociables”; pero, está dialogando con quienes no dan nada a cambio, aunque parece ilusionarse de hacer “acuerdos puntuales para aprobar leyes concretas”.

Es posible que esos “principios” se alteren por luces de confianza entre Noboa y su tía-comadre con el prófugo expresidente. No tuvo réplica venenosa a su contundente rechazo al juicio político contra la fiscal, sino un tono familiar: “No Daniel, así no”. ¿Sobrevivirán las ‘suaves’ polémicas sobre intereses supremos del Estado?

Así, sería imposible ser eclético con el correísmo. Noboa sabe que su elección es anticorreísta. Sus “acuerdos multipartidistas” deben ser con quienes deseen materializar legislación y fiscalización de perspectivas, de bienestar de la “gente”. Erosionará su futuro político, menos reelección, si se endosa al correísmo.