La trampa electoral

Paco Moncayo Gallegos

El Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunció elecciones presidenciales para el próximo 28 de julio, a la vez que inhabilitó al dirigente político opositor Juan Pablo Guanipa y al exgobernador César Pérez Vivas, quienes se suman a la larga lista de inhabilitados, entre ellos Carolina Machado, Henrique Capriles y otros nueve mil líderes de la oposición. Si esto no llegase a funcionar, recurrirán al consabido fraude.

Es que el neofascismo utiliza las instituciones de la democracia liberal como simple pantalla para el ejercicio autoritario del poder. En democracia son pilares fundamentales: la división de funciones, la participación asegurada de todos los actores sociales, elecciones libres e imparciales, la alternancia en el ejercicio del poder y el sufragio inclusivo; principios en los que no creen los gobiernos de corte autoritario, enemigos de la libertad política,  defensores del partido único o hegemónico, de la sociedad homogenizada y de la conducción a cargo de un líder carismático que, presuntamente, conducirá al pueblo a un sistema de igualdad, sin la explotación de la burguesía y de soberanía plena.

El Socialismo del siglo XXI de Dieterich, una propuesta utópica pero respetable, derivó en el Chavismo, un proyecto impreciso que, según declaraciones de su líder, era una tercera vía frente al comunismo y al capitalismo, inspirada en el cristianismo, el pensamiento de Bolívar, el de Trotsky y el de Gramsci. Su visión del Estado liberal coincide con la marxista, al calificarlo como un órgano de dominación de la clase burguesa, sostenido por una fuerza pública que ya no puede ser el pueblo armado. Refiere ser una etapa transitoria, pero no como la dictadura del proletariado, sino del líder inspirado que interpreta los intereses de las mayorías y trabaja para satisfacerlas. Los objetivos: una economía no mercantil, una democracia real participativa; y, un sujeto racional-ético autodeterminado.

Con estos antecedentes, es una ingenuidad esperar elecciones transparentes en gobiernos como los de Maduro u Ortega que utilizaron la democracia liberal como peldaño para apoderarse de todas las funciones e instituciones, y allí permanecerán hasta que la muerte marque el relevo en el poder.