Ejército y Policía deben ser destruidos para ser reemplazados por las Guardias Bolivarianas; hay que sembrar la discordia entre tropa y oficialidad; hay que poner a jefes militares en los ministerios, sobornarlos, enviar regalos a sus esposas. Si no entienden, hay que desacreditarlos; y si insisten en resistir hay que matarlos. Es mucho más barato. “Palabra de Fidel Castro en Sao Paulo”. El delincuente Correa erró poniendo a un ministro de Defensa que fracasó; no fue matado pero si expulsado a México donde estará de vago o mariachi esperando su turno para ser candidato a la presidencia cuando el capo sea declarado honrado por la nueva Asamblea que destituirá a Llori.
Sin embargo, ahora que Fitzpatrick, embajador de EEUU, declaró que hay narcos en Ejército y Policía y aparece “don Naza”, líder de Big Money, repartiendo billetes en el Ministerio de Defensa para luego asomar muerto en un potrero, -se entiende que sin medio-. Vemos que alguna semillita correista dejó en los cuarteles el exministro. No es coincidencia que en los países donde gobierna el Foro de Sao Paulo quienes mandan y matan, como en Venezuela, son los militares.
Todo el relajo que está viviendo el Ecuador desde la posesión de Lasso es producto de las malas artes de Correa y su Constitución mafiosa: al primero hay que apresarlo y no dejarlo ni oler el habeas corpus; a la segunda quemarla, junto a los textos podridos que enseñan a niños y jóvenes los pecados y subversiones del Foro de Sao Paulo y su socialismo del siglo XXl.
Carlos Mosquera Benalcázar