Piedras de sacrificio, hachas, fósiles, libros, archivos y hasta fotografías son parte del Museo Rumiñahui que es gestionado por el arqueólogo y profesor Luis Lara.
Este espacio es el único en Píllaro, esto a pesar de que el cantón cuenta con sitios donde se hallaron varios artefactos de los pueblos que vivieron antes de la conquista inca y española. El museo se encuentra ubicado en el barrio San Juan de la Parroquia San Miguelito.
Pasión y dedicación
Lara lleva 40 años recolectando estas piezas, que en muchos casos estuvieron a punto de terminar en la basura o de ser destruidas por maquinarias en sembradíos o excavaciones para alcantarillado.
El museo cuenta con secciones de filatelia, numismática, antigüedades, fósiles, historia natural y arqueología, aquí existe el testimonio palpable de que Píllaro fue un importante centro antes de la colonia.
El arqueólogo tiene identificado a las culturas que vivieron en el cantón. “Aquí principalmente vivieron los Panzaleos, su cerámica denominada cáscara de huevo es un trabajo fino y exquisito. Los Puruhaes cuya cerámica es de color café y tosco, también los Cosangas, yo creo que es una evolución de la Panzaleo porque sus cerámicas son muy delgadas y ya comenzaron a utilizar la pintura”, asegura.
El museo está abierto todos los días, pero sí necesita reservar una visita para grupos puede hacerlo al: 099 164 0303.
Capillapamba, Tunguipamba, Santa Marianita y el sector de la Hacienda el Nilo fueron los sectores donde se acentó la cultura Cosanga Píllaro que eran diestros para el manejo de la arcilla y la utilización de herramientas y pirita.
Hallazgos
Dentro de los hallazgos se pudo evidenciar restos de venados y cuyes que eran consumidos por los pobladores de Píllaro. “También se encontraron mashuas, ocas, mellocos y maíz en sus diferentes variedades que son alrededor de 70”, cuenta.
En el museo reposan varias piedras que fueron utilizados por los Puruhaes para realizar sacrificios de animales y humanos, también existen instrumentos y artefactos encontrados en los Llanganates, en espacios que eran considerados sagrados.
Lara incluso encontró en los Llangantes escrituras en piedras de quienes se perdieron en la colonia mientras intentaban encontrar el tesoro que se supone se escondió en este lugar.
“Hay un monte cerca de Pisayambo, estamos hablando a siete kilómetros del río Milín, donde en la cima de unas montañas se encontraron algunas cosas, estos lugares están catalogados por patrimonio”, comentó.
Inicios
La experiencia de Lara con la arqueología comenzó cuando era niño, pues en un día de siembra junto a su familia comenzó a ver como pedazos de vasija y figuras eran sacadas al momento de cavar, desde ahí su curiosidad lo llevó por el camino de la investigación.
“Cogí eso y le puse en el cuarto, como ya saqué eso, me iba después de la escuela y venía trayendo en un costal, mi papá viendo eso para que no venga cargando mandó a hacer una carretilla de madera, entonces lo que encontraba lo ponía en el patio de atrás”, cuenta.
Hace algún tiempo atrás una institución gubernamental llegó hasta el museo y se llevó varias piezas que hasta el día de hoy no son exhibidas en ningún espacio del cantón. “Yo soy solo un custodio, no me voy a ir llevando nada, esto se quedará aquí, yo he tratado de recuperar por mi tierra, por mi cantón, por la gente, yo como educador y docente lo hago para que los estudiantes tengan la oportunidad de conocer y aprender, porque no todos tienen la oportunidad de moverse a los museos grandes de la capital”, comentó.
Para Lara una ventaja de Píllaro es la gran cantidad de espacios arqueológicos que existen como pucarás, parte del ‘Camino del Inca’ y varios lugares que servían como adoratorios. “Se puede trabajar con el turismo, cultura y comunidad, pero son cosas que no se han hecho y que se van perdiendo, yo he dicho que reunamos a la gente y limpiemos”, comenta. (AV)