Cada vez más adultos y menos jóvenes se dedican a la agricultura

Las personas que se dedican a la agricultura pasan más de ocho horas en sus terrenos.
Esfuerzo. Las personas que se dedican a la agricultura pasan más de ocho horas en sus terrenos.

En Tungurahua personas entre los 50 y más de 70 años se hacen cargo de los cultivos, sus hijos ya no quieren dedicarse a esta labor.

Cada vez más adultos y menos jóvenes se dedican a la agricultura en Tungurahua, según los datos de la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua que desarrolla cada año el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Según las cifras de 2015, el 23,4% de personas mayores de 65 años se dedicaban al trabajo en el campo, el último estudio realizado en 2022 refleja un incremento del 4% en el mismo grupo etario.

Mientras tanto, en lo que tiene que ver a personas entre los 25 y 44 años, el porcentaje bajó de 29,1% a 24,4% en los últimos ocho años.

 

 

Realidad

En los sembríos de Quillán, sector ubicado al norte de Ambato, la mayoría de personas dedicadas al trabajo en el campo que cultivan lechugas, coles, entre otras hortalizas tienen entre 50 y 70 años.

Julia Manobanda, de 69 años, contó que toda su vida la dedicó a cultivar varios productos en su terreno, con lo cual pudo mantener a sus tres hijos que actualmente son profesionales en diferentes áreas.

“Ellos ya no quieren dedicarse al campo, ya tienen sus trabajos”, mencionó la mujer, quien recalcó lo difícil que es sembrar, regar, fumigar y cuidar las hortalizas hasta que se pueda cosechar.

 

EL DATO
Del 100% de personas que se dedican a la producción agropecuaria en Tungurahua el 60% son hombres y el 40% mujeres.

 

Manobanda aseguró que nadie en su familia está interesado en continuar con la agricultura y que lo más probable, cuando ella ya no pueda trabajar, es que su terreno sea vendido o utilizado para la construcción de una casa.

Hernán Vásconez, agricultor de 50 años, indicó que el trabajo en el campo es sacrificado y mal remunerado, por ende, sus hijas ya no quieren dedicarse a esta labor y optaron por la zapatería.

“No tenemos un sueldo fijo, dependemos de como estén los precios en la plaza”, aseguró.

De igual manera contó que muchas veces el producto se pierde por el mal clima, plagas, heladas, entre otros factores impredecibles.

 

 

Consecuencias

“Las nuevas generaciones no ven en la ruralidad su proyecto de vida”, mencionó Alberto Ponce, sociólogo, quien aseguró que los jóvenes quieren mejores sueldos y condiciones económicas, las mismas que no van a encontrar en el campo y por eso prefieren emigrar hacia las ciudades.

De igual manera indicó que otros fenómenos como la migración también inciden en que cada vez menos personas se dediquen al desarrollo de actividades agroproductivas.

Mientras que Emma Jiménez, ingeniera agrónoma, aseguró que los terrenos expuestos al viento que no sean cultivados por varios años tienden a erosionarse y perder nutrientes, por ende, será más difícil cultivarlos.

Asimismo, mencionó que es preocupante que cada vez menos gente trabaje en el campo, pues con el tiempo y el aumento de la población habrá menos alimentos ocasionando también aumento de precios. (RMC)