Las reservas internacionales están a la baja y se complican las ofertas populistas de más gasto público

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HECHO. El Banco Central es el custodio de las reservas en el sistema dolarizado de Ecuador.

En su mejor momento, las reservas internacionales superaron los $9.200 millones durante el Gobierno de Lasso. Sin embargo, hasta septiembre de 2023 había caído a $6.300 millones. Se prevé que cierre en $6.000 millones este año.

Según el último reporte del Banco Central del Ecuador (BCE), las reservas internacionales, con corte al 30 de septiembre de 2023, sumaron $6.312,2 millones.

Esto significa $2.905,1 millones menos que los $9.226,3 millones que se alcanzaron en marzo de 2022, es decir, el mejor momento o pico más alto durante el actual Gobierno del presidente Guillermo Lasso.

Esta caída pronunciada no se debe a que la actual administración se haya gastado las reservas, como ofrecen los candidatos presidenciales finalistas Luisa González y Daniel Noboa, sino que tiene que ver con la reducción de los ingresos petroleros (menor producción y menores precios), la desaceleración de las exportaciones no petroleras y la menor llegada de créditos externos a una economía en crisis y con inestabilidad política.

Este descenso en el monto de las reservas demuestre que no es «dinero parqueado» o guardado en Suiza, como dijo la candidata González en el reciente debate presidencial de segunda vuelta.

Las reservas se usan todos los días y su fortalecimiento ha sido uno de los puntuales del rebote económico durante 2021 y 2022.

La mayor parte de los recursos que conforman las reservas internacionales se concentran en depósitos, que vía encaje bancario, bancos y cooperativas están obligados a dejar en el Banco Central; depósitos de Gobiernos locales  e instituciones públicas como el IESS.

Solo un pequeño porcentaje, que no supera los $300 millones, es lo correspondiente a la caja del Tesoro nacional, es decir, al dinero a disposición del Gobierno Central para los pagos corrientes en el sector público.

Ante la crisis y las crecientes necesidades, la actual administración de Lasso ha tenido que hacer más pagos y por eso el saldo de la caja del Tesoro ha bajado de un promedio de $500 millones a menos de $300 millones.

Por otra parte, desde sectores como los bancos privados, se ha hecho un esfuerzo de entregar más créditos utilizando una parte del encaje. Esto con el fin de ayudar a inyectar liquidez en familias y negocios cuando el fondeo en el exterior es caro y escaso.

Por eso, el ex ministro de Economía, Fausto Ortiz, ha dicho que, en las actuales circunstancias, realmente queda muy poco dinero de las reservas en Suiza o como inversión en bancos extranjeros.

Esto reduce las posibilidades de que el próximo presidente pueda gastarse parte de las reservas del Banco Central. Este tipo de ofrecimientos de campaña, además de ser ilegales, solo sería una estrategia para dar seguridad a los votantes, a criterio de Ortiz.

En otras palabras, se le hace creer a la gente que sí se tiene dinero par reactivar la economía y aumentar el gasto público para vender una solución fácil a la crisis.

La realidad se verá cuando el próximo presidente se siente en Carondelet y empiece a gestionar las finanzas públicas.

Países vecinos tienen hasta 12 veces más reservas

Países como Colombia y Perú, a pesar de los problemas económicos y políticos que atraviesan, mantienen niveles de reservas internacionales hasta 12 veces mayores a los del Ecuador. En el caso de Perú, el Banco Central ha sido manejado de manera técnica por más de 20 años y no se ha permitido que los políticos de turno le metan la mano a esos recursos.

En Ecuador, entre 2014 y 2017, el expresidente Rafael Correa gastó más de $8.000 millones de las reservas del Banco Central y creó un hueco que hasta el momento no se puede cubrir. Nunca se transparentó en qué se gastaron esos miles de millones.

Los antecedentes de manejo poco técnico de las reservas, a pesar de los esfuerzos en los Gobierno de Moreno y Lasso, hacen, entre otros factores, que Ecuador tengan un nivel de riesgo país más alto (hasta 5 veces más) que los vecinos de Colombia y Perú. (JS)