Y llegó el día en que los militares salieron a las calles. No para vigilar. Sino para controlar y, si es necesario, eliminar las amenazas. El plan, al parecer, va más allá del evidente mensaje que dan a los narcotraficantes y terroristas.
Análisis. Los ecuatorianos estamos viendo una de las mayores ofensivas contra el crimen de la historia moderna del Ecuador.
No hay antecedentes de la enorme cantidad de operaciones encaminadas a reducir el crimen en los últimos 10 días. El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, máximo ente de la milicia en el país, lanzó ayer las últimas cifras que ya se cuentan en miles.
Por ejemplo, las Fuerzas Armadas, con la asistencia de la Policía Nacional, desde el 9 de enero cuando el crimen quiso someter totalmente a la población con el miedo, han ejecutado 26.390 operaciones (72 contra grupos calificados de terroristas) y se han capturando a 2.369 personas (158 vinculadas a los grupos terroristas).
Además, han incautado 885 armas de fuego de diversos calibres, 25.822 municiones y 1.069 armas blancas. Ya controlan las cárceles.
Ese 9 de enero, y luego de la fuga de alias Fito, el narco cabecilla de Los Choneros, los grupos delincuenciales se desataron. Grupos armados ingresaron a dos canales de televisión, llamaron a periodistas, secuestraron a guías penitenciarios y policías, y amedrentaron a los ciudadanos.
Pero de la misma forma encontraron una respuesta de los uniformados. Y esto no se detiene.
Ayudó, sin duda, el Decreto de Estado de Excepción del presidente Daniel Noboa y la declaración de terroristas a 22 grupos que eran considerados delincuentes (Conozca aquí cuáles son). Las Fuerzas Armadas pasaron al frente para someter a esos nuevos objetivos militares. Noboa les abrió la puerta.
Por la rapidez y contundencia de los uniformados, es lo más seguro, el diseño de las operaciones no salieron de Carondelet. Sino de La Recoleta, en el centro sur de Quito, donde está la máxima sede del poder militar del Ecuador.
Así, lo que ahora vemos es la recuperación de las Fuerzas Armadas, que fueron golpeadas sin pena alguna durante el correísmo. Eso lo han sostenido varios altos oficiales con los que este Diario ha conversado.
Los militares quedaron disminuidos en su capacidad, algunos dicen hasta llegar a un 25%. Pero se han ido levantando.
Este camino de regreso inició, según los propios militares, con la declaratoria de Guillermo Lasso de que el terrorismo es una amenaza al Estado, de mayo del 2022. Y que fue empujada por el Alto Mando.
Luego, en septiembre del 2022, con la primera vista de la general Laura Richardson, comandante del Comando Sur de los Estados Unidos (Southcom), se produce el punto de partida de una renovada colaboración militar de EE.UU. con nuestro país.
El siguiente hito, el tercero, es la firma del Memorando de Entendimiento, en el Pentágono, en Estados Unidos.
El 19 de julio del 2023, el exministro de Defensa, Luis Lara, y el subsecretario de Defensa Adjunto para el Hemisferio Occidental, Daniel Erikson, sellaron el compromiso que implica la ayuda de EE.UU. durante siete años para fortalecer las FF.AA. a través de 169 objetivos.
En esa firma también estuvo presente la general Laura Richardson, quien llegará nuevamente al país en los próximos días.
Por esto, incluso con el cambio de Gobierno luego del feroz ataque de los opositores de Lasso (incluso del narcotráfico ya se sabe por el caso Metástasis), las Fuerzas Armadas, ahora mismo, son el nervio de la recuperación nacional.
La política no logró golpear nuevamente a las Fuerzas Armadas. Ni detener las ayudas estadounidenses, que ahora hacen que el país siga de cerca las operaciones lideradas por los uniformados.
En las primeras acciones han enfrentado y deslegitimado a los criminales. De ahí los videos, muchos de ellos virales en redes sociales, donde los militares controlan las cárceles, incluso a golpes. Otros donde hacen revisiones en las calles de varias ciudades, con rostros inexpresivos.
Imágenes de cuando a los miembros de las bandas les traen de vuelta al mundo terrenal, al hacerles cantar, aullar, recitar sus narcoversos…
El Presidente Noboa abrió una puerta a los militares que, lo más seguro, ya no podrá cerrarse.
Es que desde hace varios meses, en FF.AA. y en Defensa, ha ido gestándose la Nueva Política de la Defensa Nacional. Estas abordan todos los problemas que atraviesa el Ecuador, pero desde una visión castrense. Todo pensado a partir de las crisis nacionales de junio del 2022 y la de inseguridad.
En la versión que está en los archivos de este Diario, hay 19 políticas transversales y específicas, entre ellas la preservación del medio ambiente, igualdad de género, la enseñanza, apoyo al desarrollo, la transformación, el control del espacio aéreo, terrestre y marítimo…
Aunque no se sabe si será aprobado, es mucho más completo que los planes de gobierno al que nos tienen acostumbrados los políticos. Entonces, el plan de regreso de las FF.AA. ya lleva dos años.
El Presidente Noboa ha dicho que no sabe todavía si se lanzará a la reelección para el 2025. Pero, con él o con otro Presidente en Carondelet desde el 2025, el plan de las Fuerzas Armadas para seguir fortaleciéndose no cambiará.
Se impondrá, otra vez, a los políticos. (JC)
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