Pijamada política

Luis Eduardo Vivanco

Cuando le escuchaba a Jorge Ortiz decir que al poco tiempo del Gobierno de Lenín Moreno, Rafael Correa se volvería un férreo opositor, pensé que era una teoría interesante, pero un poco descabellada, hasta inverosímil. Hoy le doy la razón a Jorge y todo empieza a tomar sentido.

La verdad es que la oposición a la política de diálogo y reconciliación nacional es el único espacio que le queda a Correa, a más del Twitter. Por cierto, como se va a Bélgica, la diferencia horaria hará que mientras acá transcurre la vida, el señor estará en pijama, por lo tanto, tendremos un saludable desfase en sus tuits.

Volviendo al tema central, que no son las pijamas de Correa, el exmandatario si no entra en el campo de la crítica, quedaría anulado del espectro político y eso jamás lo va a permitir. Si mantiene la actitud feroz tendrá, por lo menos, el apoyo del 15% del electorado, al que calificó como el correísmo talibán. Son aquellos a los que si Correa les pediría tomar una pastilla de cianuro, se tomarían dos. Eso el da vigencia, algo de oxígeno, un poco de confort para poder dormir en paz en su pijama, francesas o de Zuleta, lo mismo da.

Por su parte, Moreno necesita capitalizar su propio respaldo, captando a todo el correísmo moderado y lo que alcance de la oposición. Según datos de Informe Confidencial, 40% de los que votaron por la oposición, hoy por hoy, están de acuerdo con su accionar.

A un mes de que cambiamos de presidente vemos la cuerda muy tensa en Alianza PAIS, bastante apretada como la pijama de… no, nada de pijamas. Tarde o temprano tendrá que romperse ¿Ganarán lo moderados o los talibanes? No lo sé, pero por lo menos será muy interesante verlo, comiendo canguil y por su puesto, en pijama.

Correa se va en cerca de 120 horas (dependiendo de a qué hora lea usted este artículo) y a partir de ahí, la industria de las pijamas podría entrar en apogeo, porque sin la fuente principal del conflicto en el país, los ecuatorianos podríamos, al fin, dormir más tranquilos y changar sabroso.

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