El pueblo ha dado una orden

Martín Riofrío Cordero

El domingo 21 de abril se llevó a cabo la consulta popular. Los ecuatorianos, unos más temprano que otros, nos levantamos para dar nuestro veredicto en la consulta popular. Yo lo hice un poco fastidiado. No por el hecho de ejercer mi deber democrático, que siempre es necesario. Sino porque lo hice rondando la una de la tarde -hora de almuerzo-, y tenía hambre. El tráfico no avanzaba, así que para apurar el paso, tuve que bajarme del carro y caminar, en medio del calor de Guayaquil, un trecho de unos 20 minutos. El sol era inclemente, y yo no podía dejar de pensar en una cosa: ‘‘¡Qué ganas de comerme un chaulafán!’’. En eso habíamos quedado con mi mamá. Pero para ese momento yo sabía que para cuando termináramos de votar, el chifa ya iba a estar demasiado lleno y no podríamos hacerlo.

Tuve razón.

No había sitio cuando llegamos.

Más tarde, pasado el enojo y las ganas de comida china, vi con sorpresa los resultados electorales.

Por primera vez, el país eligió con criterio. Con esto no me refiero a si estuvo bien o mal lo que se escogió. Me refiero, más bien, a que los ecuatorianos, lejos de lo promueven las campañas proselitistas, no votamos en plancha. El pueblo no recurrió a ese binarismo polarizante del SÍ y el No, de blanco o negro, que tanto daño nos ha hecho.

Sin embargo, como de costumbre, ya salieron todos a declararse los respectivos ganadores de la consulta. El oficialismo, antes incluso de que se dieran por concluidos los resultados, cantaba victoria. Hemos ganado en 9 de las 11 preguntas, decían. Eran los grandes ganadores. Le habían pegado a los partidarios del “No” una goleada que ni los siete goles que le metió Alemania a Brasil en el 2014, y en casa, bastaban para describir. Un baile.

Por otro lado, la oposición -más concretamente la RC-, se declaraba triunfante porque el pueblo le había negado al gobierno de Noboa dos preguntas, que según ellos, eran las importantes. La del trabajo por horas, y la del arbitraje internacional. Rafael Correa declaró que se trataba de una ‘‘clara derrota a un improvisado aspirante como Daniel Noboa’’. Además, calificó a la consulta como ‘‘innecesaria’’.

Al parecer, tanto oposición como oficialismo ignoran la cuestión de fondo que hay detrás de todo esto.

El pueblo ha dado una orden.

El pueblo sabe lo que quiere: seguridad y trabajo digno, de calidad. Bien remunerado.

Esa es la máxima que nos han dejado los comicios.

Y yo solo digo: ojalá que entre tantos ganadores, los únicos que perdamos no seamos nosotros.

Los ecuatorianos.