Eduardo Naranjo Cruz
El país está perplejo frente a los hechos de corrupción, en los que unos cuantos pillos se cargaron con el santo y la limosna, dejando contratos con sobreprecios y obras mal construidas y lo peor es que gente a la que se le está encendiendo la cola de paja siguen campantes administrando el Estado.
El resultado de una gigantesca y costosa aventura publicitaria ejecutada por los operadores del anterior régimen, a pretexto de contrarrestar el poder de la prensa crítica, logró crear una fantasía, igual que los nazis en su momento con el pueblo alemán, aquí tomaron el sentimiento de frustración de la población frente al asalto bancario a todos los ciudadanos, y con obras de infraestructura visibles, gracias a la bonanza de recursos, explotaron el método y siguieron hablando y hablando creando un fantasma creíble, igual que Goebbels, repetir una mentira hasta convertirla en “verdad”, mejor dicho posverdad.
Esa técnica parece interesarle al Vicepresidente en funciones, el que decidió iniciar campaña en camioneta por todo el país con el fin de “confirmar” su inocencia y de paso hacer una sistemática campaña de proselitismo. A la final no dará el resultado que supone, pues la gente despertó de su ilusión y enfrenta un duro momento de crisis económica que aprieta más a la gente de menos recursos.
Los de media para arriba no se perjudican tanto, dejan de ganar, de contratar personal y de consumir, entonces este escenario desafiará al discurso y la nueva frustración que tiene la gente ante el mar de corrupción que nos inunda, con pillos escondiéndose en Miami y otros lares, en tanto otros, siguen orondos confiados en sus jugadas magistralmente hechas y sabiendo que los millones están a buen recaudo y bien camuflados. Solo si la justicia actúa volverá la calma.
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