¿Mesa servida?

Correa se jactó durante sus últimos meses de mandato que dejaba la “mesa servida” a su sucesor, hablaba de una economía saludable tanto así que hasta presentó su blog llamado “Economía en bicicleta” incluso fruto de su desmedido egocentrismo llegó a catalogarles como contadores a los economistas más prestigiosos del país.

Pues nada más alejado de la verdad, esta semana el presidente Moreno finalmente aceptó que el país enfrenta una situación económica difícil, debido a la falta de mesura en el manejo de las cuentas y pues como un bombazo aseveró que “No hay tal mesa servida”.

Una gran parte de ecuatorianos hemos sido engañados y es que el discurso populista de Correa muchas veces convenció a más de uno, pero no dejo de ser eso, un discurso populista y siempre con fines electorales, la verdad es que el país enfrenta un alto endeudamiento y un estado extremadamente obeso para el tamaño de nuestra economía, es decir tenemos un aparataje estatal que no concuerda con la realidad ni la lógica, a esto se suma la ausencia de ahorros fiscales y lamentablemente aún no hay perspectivas claras sobre la necesidad de reducir el gasto corriente.

Según el Banco Mundial (BM) es necesario mejorar la efectividad y progresividad de la política fiscal para garantizar la estabilidad macroeconómica y al mismo tiempo proteger a la población más vulnerable, y sobre todo preservar la confianza del sector privado puesto que la inversión pública no podrá continuar siendo el motor del crecimiento, de tal manera que es muy importante mejorar el clima de inversiones que promueva una mayor participación privada, además, el BM acota que cuando se tenga un sector privado más robusto y flexible, el mismo podrá ayudar a diversificar la economía aumentando la productividad y generando empleos de calidad.

Rafael Correa tuvo una oportunidad histórica y la desperdició, se despidió del Ecuador convirtiéndose en el mayor opositor del gobierno de Lenín Moreno, como de costumbre no ha tenido mesura ni prudencia en su dialéctica, como manifestó Luis Eduardo Vivanco de manera pública, Correa se va aún con un 15% de aceptación popular, deja un país dividido, endeudado e infectado con la peor de las corrupciones.