Ironías de la vida

Mariana Guzmán Villena

En la política se da de todo, es como una miscelánea que algunos la practican convencidos de su ideología y de la trascendencia de hacer de ella un apostolado y no una herramienta inmoral que se utiliza en beneficio personal pero en ningún caso favorable al pueblo cuyos votos se disputan con ofrecimientos de toda índole. Unos con buena erudición y otros que apenas saben expresarse, pregonan que de vencer en las urnas “gracias al voto de ustedes amado pueblo”, harán respetar los derechos de los ciudadanos cualquier sea su raza, condición personal, religión etc., proclamando a voz en cuello que todos somos iguales; garantía que en verdad lo prevé nuestra Constitución; pero en política las coaliciones y amigos son frágiles y muy frágiles, en la euforia de instituir alianzas, en las agotadoras campañas de sus candidaturas es todo afinidad, confianza y aparente solidaridad, pero como alguna vez afirmé, peleados los compadres, el resto de la frase nos sabemos de memoria.

En la Asamblea Constituyente de Montecristi, del 2008, se discutió con legitimidad y vehemencia los derechos de los grupos vulnerables, habiendo exigencia por parte del ex presidente Correa no obviar toda garantía que ampare especialmente a las personas con discapacidad. Pero han pasado los años y el discurso ha dado un giro total, que ningún ecuatoriano esperábamos, a pesar de enterarnos de tantas situaciones nefastas y escabrosas. De buen amigo y hasta protector justamente por su condición física, Correa ha adoptado una actitud hostil hacia el actual mandatario, que desde que se inició las actividades del partido político que los unió, jamás ha escondido ni disimulado su discapacidad física, sobre la cual el anterior presidente recién la toma en cuenta, antes o disimulaba muy bien lo que hoy le disgusta; en una televisora extranjera se refirió al tema en tono peyorativo y desdeñoso; o simplemente utilizó de su ex compañero justamente su condición física para llamar la atención, para hacer de su gestión una plataforma, hasta con fines ulteriores, de un partido vencedor, especialmente en seguir generando políticas para los grupos vulnerables. Que ironías de la vida.