¿Es prudente…?

La prensa de la localidad informó, en días pasados, que se ha iniciado “…el proceso de selección de diseño y construcción de las alegorías para la edición 70 de la fiesta mayor de los ambateños en 2021…”.

Además, señala que el proceso de selección, dirigido a diseñadores gráficos, industriales, artistas y ciudadanos que acrediten experiencia en la materia de la convocatoria, concluirá el miércoles 28 (se entiende de los presentes mes y año), día en el cual “…se realizará la declaratoria de quienes entren al proceso de adjudicación…”.

A la vista de estos hechos, es de entender que se trabaja ya en el diseño para la ejecución de la próxima fiesta de Ambato. Entonces nace inquietante la pregunta: ¿es prudente?, ¿es prudente la realización de la edición de Fiesta de la Fruta y de las Flores en el año 2021, en momentos de pandemia y honda crisis económica?

Para todos, sin excepción alguna, es conocida la situación sanitaria que afronta la humanidad, derivada de la infección masiva producida por el Covid 19, la que ha golpeado fuerte e inclemente a la provincia de Tungurahua y singularmente a la ciudad de Ambato. Es imposible, iluso e ingenuo, el predeterminar una fecha de su culminación -¡qué fecha puede haber!-, nadie puede aventurarse a señalar un fin de los contagios; aún más conociendo que recién para marzo o abril (así lo informan) estará disponible una vacuna que mitigue el avance de la enfermedad. Entonces…. el riesgo es alto, muy alto dado la masiva, concentración de gente en espectáculos públicos. Por eso la pregunta reiterada: ¿es prudente?

Es indudable que la Fiesta de la Fruta –ideal razón del ambateño para superar adversidades- es un dinamizador, un motor de la economía regional, que en su derredor se generan importantes ingresos y una eficiente rotación de dinero; pero en medio de carestías económicas y temores sanitarios, ¿habrá, en la fiesta, el flujo de visitantes de fuera de la provincia que usualmente se espera? A estas alturas de la situación nacional y local, la elucubración es una aventura; por eso la pregunta: ¿es prudente?

Difícil disyuntiva para las autoridades de la ciudad. ¡Prudencia y serenidad se requieren!