Pablo Escandón Montenegro
Hoy es una fecha de muchos cumpleaños de personajes que han cambiado al mundo y también de algunos aniversarios de quienes lo dejaron.
Hace 136 años nació Kafka, un padre literario para muchos escritores, quien ha sido un referente mundial de la narrativa. Algunos escritores nacionales se consideran hijos de su estética, pero como hijos no reconocidos, al igual que su desigual obra.
Hace 131 años nació Ramón Gómez de la Serna, poeta español, conocido por sus greguerías, esa forma de sentencia y aforismo cercano al haiku. En nuestro país el greguerista más célebre es Carrera Andrade.
Dejando a los muertos que viven por su obra, hoy es el onomástico del execuatoriano que habitó la Embajada de Ecuador en Londres, Julian Assange. Más allá de las posiciones políticas, su presencia cambió el panorama de la diplomacia y la inteligencia mundial. En la lista de defunciones constan: Jim Morrison, ícono de The Doors, y el poeta ecuatoriano Jorque Enrique Adoum.
Pero esta columna se titula cumpleaños, no muertes, y lo que festejamos son las vidas, las obras y la cercanía emocional, de quienes nacieron en este día, como son Gabriel Aragón, José Luis Feliciano y Erlinda Montenegro. Aragón era el maestro de ceremonias de los payasos españoles que mirábamos los domingos; Feliciano y su música aún llena el aire para bailar… Erlinda sigue vigente con su tijera.
Hoy es el cumpleaños de mi madre, la peluquera que nunca comió chismes ni los propagó, como muchas de su oficio. En sus oídos mueren las ‘fakenews’ de radio bemba y la desinformación se anula cuando cambia el ceño al percibir una mentira. Su nombre no está en Wikipedia y no hace falta, porque para consultarla solo es necesario hablar con ella cada día, para despejar las dudas, como lo hacen todas las madres.