Andrés Rosales: ‘Lo que hace diferente a Yachay Tech es el empuje de sus estudiantes’

Andrés Rosales Acosta, rector de Yachay Tech para el periodo 2022 - 2027.

Andrés Rosales es el primer rector electo de Yachay Tech, universidad ubicada en Urcuquí, provincia de Imbabura.

IMBABURA. – Luego de casi nueve años de estar administrada por comisiones interventoras, tras su creación en 2014, la universidad Yachay Tech cuenta con un rector titular, elegido a través de votación de estudiantes, docentes y administrativos, el cual estará en funciones hasta el 2027.

Andrés Rosales Acosta, doctor en Ingeniería en Sistemas de Control, ingeniero en Electrónica y Control por la Escuela Politécnica Nacional de Ecuador, donde laboró por alrededor de 12 años, teniendo, entre otras funciones, el cargo de subdecano de la Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, recibió a un equipo de LA HORA en su despacho, en el campus de Yachay Tech, en el cantón Urcuquí, donde abordó temas referentes a la situación actual de la universidad.

Entre ellos, expuso los problemas que acarrea el cierre de la empresa pública a cargo de la ‘Ciudad del Conocimiento’, donde se ubica Yachay Tech, así como los detalles de los últimos bienes que les entregó la Senescyt, entre ellos el Supercomputador. Aquí la entrevista: 

Tras ser posesionado en diciembre de 2022 oficialmente como rector, ¿cómo encontró Yachay Tech?

Estamos aquí ya casi siete meses y lo que primero puedo destacar es el empuje, la dinámica, la entrega de la gente, de los estudiantes. Aquí la universidad se mueve mucho por los estudiantes. Hay muchos clubs , de todo lo que se puede imaginar, como danza, robótica, microelectrónica, de trekking, de periodismo, entonces los chicos mueven mucho la universidad a ese nivel.

Por otra parte, ha habido bastante inestabilidad en las autoridades, porque han sido nueve años de comisiones interventoras que han estado a cargo. Ahora, nosotros, al tener una estabilidad de cinco años al menos, nos permite y se puede planificar de mejor forma las cosas.

Hemos encontrado que la universidad, a pesar de todos estos problemas, estaba bien en los diferentes rankings, en la medida de lo posible, donde llegó a ponerse a nivel de otras universidades fuertes, como la Espol, la Politécnica Nacional, la San Francisco, en cuestión de artículos científicos.

Pero sí vemos que necesitamos un poco más de reglamentación. No queremos tampoco llenar de papeles, pero sí es necesario tener algunas normas en algunos temas. Además, fue la primera vez que se organizaba con gente de aquí, con investigadores, la parte de investigación, innovación y vinculación. Si bien ya habían estado trabajando en esto, creo que el traer un poco de experiencia, porque yo vengo de la Politécnica Nacional, donde estuve 12 años, nos ha servido mucho para que Yachay Tech se acomode al tema público nacional.

Yachay es un proyecto que se crea con otra visión, que es muy buena también, pero sí o sí, es una universidad pública, que tiene que ajustarse a muchos temas públicos. Dependemos todavía del presupuesto del Estado. Estamos tratando de fomentar la autogestión, pero Yachay Tech tiene que también colocarse en este tipo de normativas, que son importantes que establezcamos desde acá. 

Sin embargo, si bien Yachay Tech tiene todavía mucho que hacer y mejorar, es una universidad que se ha sostenido fuerte en el tiempo, en estos pocos años y a pesar de todos los vientos que ha habido.

Al usted venir de más de una década trabajando en la Politécnica Nacional, ¿cómo es la visión que se tiene de Yachay Tech desde afuera y cómo es ahora que está dentro de esta universidad?

De afuera, cuando recién empezó el proyecto de Yachay, sí hubo como un celo, digamos, académico, al escuchar que se quería crear una universidad pública con muchos “privilegios”, entre comillas.

Entonces no era tan bien vista por otras universidades. Creo que al inicio hubo un poco de mimo, digamos, del Estado para la universidad Yachay Tech. Y siempre a las universidades públicas les cuesta mucho salir adelante, por el presupuesto, los líos burocráticos y tantos otros líos en el sector público del país, por lo que a la universidad pública el ver que 1 dólar se va a otro lado le duele mucho. Y eso lo digo ya igual estando acá.

Eso tal vez hizo que se aleje Yachay un poco de las otras universidades, pero eso está mal porque, o sea, el trabajo académico es en grupo. Cuando uno saca un mejor artículo, es porque lo hace en red, con otros investigadores, porque una universidad tiene otros laboratorios, nosotros de otro tipo, para ahí unirse; además con la experiencia de cada investigador o de los estudiantes se forma algo espectacular.

Por eso, creo que el alejarse hizo mucho daño a Yachay Tech. Ahora estamos volviendo. En los últimos años también se han logrado varios acuerdos y convenios de los investigadores, profesores, del personal de aquí de la universidad. Yachay está volviendo a unirse, a trabajar en equipo, que es algo muy bueno porque, como digo, hay potencialidades dentro de la universidad. Aquí tenemos un potencial muy fuerte en lo que es las ciencias básicas y las ciencias puras, que son matemáticas, física y química, así como biología, en investigación, que es de gran empuje para otras universidades que tienen tal vez más fuerza en vinculación, en la parte práctica, en convenios, que es el trabajo en equipo que estamos buscando.

¿Qué es lo que usted cree que hace a Yachay Tech diferente a las otras universidades públicas del Ecuador?

Yo creo que todas las universidades tienen alguna potencialidad. La diferencia aquí es el empuje de los muchachos. Nosotros sí somos fuertes en las ciencias básicas, en las ciencias duras, sin embargo hay que destacar el empuje de que un chico venga acá desde muy lejos, porque tenemos estudiantes de todas las provincias, para encontrar algo diferente. Además de todos los problemas que uno tiene cuando está lejos de la familia y en una zona tan recóndita, como es Urcuquí, que es tan bonito pero que también le hace falta muchos temas. Nos falta mucho el tema de carreteras, de iluminación, muchas infraestructuras se quedaron a medias, no tenemos muchos lugares grandes para lo que es comida de los chicos, no tenemos tiendas cercanas… Y así nos hace falta un sin número de cosas, pero ante esos retos, los chicos llegan y salen adelante. 

Y eso de salir adelante no lo tomen como que yo solo lo digo y es así, sino que se puede revisar cómo están nuestros chicos en maestrías en el extranjero, en doctorados en el extranjero. El nombre que tiene Yachay Tech, es el prestigio que los propios chicos muestran cuando están en otras universidades y en otros centros de investigación. Yo creo que ese es el plus de Yachay Tech, aparte que tiene unos investigadores y profesores espectaculares que también han sufrido varios retos para salir adelante.

Pero de ahí, yo siempre he sido de la idea de que las universidades públicas, todas somos iguales, con algunas ventajas y desventajas, pero nosotros como Yachay Tech no nos creemos mejor que ninguna otra universidad. Lo que sí creemos es que nuestros chicos hacen un esfuerzo espectacular y eso les vuelve grandes profesionales y personas.

Dentro de ello, ¿cómo se lleva a cabo el proceso de seguimiento a los graduados de Yachay Tech? 

Hay una red de alumni. Nosotros tenemos también una comisión para el seguimiento de graduados, pero creo que es una tarea que tenemos pendiente. Debemos mejorar mucho nuestra relación con nuestros egresados y graduados.

Esta inestabilidad que ha tenido Yachay Tech, de no tener autoridades permanentes, ha formado una brecha grande porque muchos chicos, o sea, se han alejado. Y si bien le quieren mucho a la universidad, pues no hay ese contacto, porque si logramos consolidar esos lazos, vamos a poder hacer mejores relaciones con otras universidades. Pero es algo pendiente.

¿Cuántos alumnos tienen actualmente? 

Tenemos alrededor de 1.300 estudiantes de carrera, más unos 600 de nivelación. Es decir, unos 1.900 estudiantes.

¿Ese es el promedio de alumnos que tienen cada año?

Estamos subiendo cada año. Si vemos las estadísticas, vamos creciendo. Y nos interesa mucho crecer, pero también nos interesa crecer bien, para no tener problemas de residencia, problemas de aulas o problemas de profesores. Estamos creciendo a un paso tranquilo.

También pudiésemos empezar a ofertar carreras en línea, por ejemplo, como han hecho muchas universidades, que con eso crece brutalmente el número de estudiantes, pero en Yachay Tech una de nuestras potencialidades son las carreras presenciales. Tampoco nos cerramos a tener en algún momento carreras en línea o carreras híbridas, que sería interesante, pero es que el hecho de que los chicos estén aquí y vivan esta experiencia de este campus y de todos los retos que tienen que sacar adelante, eso les forma como personas. Y el crear aquí biólogos, químicos, físicos, matemáticos, ingenieros de nanotecnología, de biomedicina, es diferente a tener una oferta en línea. Es decir, les forma más como personas.

¿Y en cuanto a la oferta de carreras?

Tenemos diez carreras. Cuatro duras, que son Física, Química, Matemáticas y Biología. Luego están Nanotecnología, Biomedicina, Agroindustria, Ciencias de la Computación, Materiales y Geología.

¿Cuál es la más demandada de esas carreras? 

Biología, por ahora, es la más demandada. 

¿Esa carrera ha sido la más demandada a lo largo de la vida de Yachay Tech o ha ido cambiando?

Ha ido cambiando un poco, pero es la que más se destaca, junto a Matemática.

¿Cómo se conforma la planta docente?

Nosotros tenemos alrededor de 140 profesores. El año anterior, que se hace la institucionalización de Yachay Tech, se consolida la planta docente, porque ya se venían haciendo algunos concursos de profesores. Entonces tenemos 31 profesores titulares y el resto, por ahora, son de contrato ocasional.

¿Con qué presupuesto cuenta Yachay Tech al año?

El presupuesto más o menos está en alrededor de los $13 millones. Empezamos con $11 millones, pero hemos logrado algunos acuerdos con la parte estatal y llegamos a los $13 millones este año.

Usted dijo que el crecimiento de estudiantes en Yachay Tech debe ser controlado, para que no falten aulas, residencias o profesores. ¿Cree que si se inyectaría inversión para completar este tipo de obras se podría aumentar el alumnado?

Sí. Definitivamente. Si nosotros mejoramos algunos temas, nos arriesgaríamos a seguir aumentando nuestra oferta. Nosotros ya vamos a presentar al Consejo de Educación Superior (CES) algunos proyectos de carreras que tenemos pensadas que van a ser bastante interesantes para el país y con eso vamos a aumentar nuestro oferta. Y van a ingresar más alumnos. Pero yo sí quiero que nuestras residencias estén mejor, porque los chicos viven acá. Quiero que nuestro campus esté mejor, por lo que paralelamente estamos trabajando en mejorar el campus y mejorar las residencias.

Aquí tenemos un grupo de residencias que no han sido entregadas a la universidad y que nos servirían mucho, pero entiendo también que no es que no quieren darnos, sino que tienen litigio con los contratistas, igual que muchos edificios que nos servirían, pero están en un litigio donde ya intervienen terceros. Eso no depende solo de nosotros, ni sólo de Senescyt, ni sólo de nadie. Ahí hay que hacer un trabajo en conjunto para lograr que nos den estas edificaciones. 

En ese punto, ¿cómo ha afectado al desarrollo de Yachay Tech estos problemas que ha tenido la empresa pública alrededor de la ‘Ciudad del Conocimiento’?

Afectan sí, porque el tener el mismo nombre en un inicio, Yachay EP y Yachay Tech, una como proyecto de ciudad y otra como universidad, cuando se dice ya se cerró Yachay EP piensan que es la universidad. Eso, aunque parezca que no, sobre todo a la gente que no conoce, le genera miedo e inestabilidad, como a muchos padres que decían: cómo le mandó a mi hijo a algo tan inestable o si está cerrado.

Sí ha afectado bastante y eso es algo que también lo hemos trabajado y vamos a seguir trabajando más fuerte, para que la gente entienda que Yachay Tech sigue y que está bien, que seguimos adelante en el tema académico.

¿Qué le podemos decir al alumno y al padre de familia que, como usted dice, a veces piensa que ya se cierra Yachay Tech?

Que conozcan Yachay y que no se basen solo en lo que decimos nosotros, que también hablen con estudiantes. Ahora, a través de las redes sociales pueden tener contacto con diferentes personas y estudiantes, para preguntarles cómo te fue, cómo te está yendo en el extranjero con este tipo de estudios, cuál es el nivel académico de Yachay, cómo te han apoyado.

Y además de eso está abierta la universidad, para que vengan, conversen con nosotros, conozcan el campus, porque tiene que ser palpable, que ellos vean y que nos den la oportunidad de que estén aquí sus hijos.

¿Qué tan posible es que la universidad Yachay Tech algún día se cierre?

No hay ninguna posibilidad. Para nada. Si esa pregunta se la hace a cualquier otra universidad, como la Politécnica Nacional, tendremos la misma respuesta, que es que la institución ya está consolidada y no se va a cerrar para nada.

La semana pasada tuvieron la visita de Senescyt para la entrega de los equipos que estaban a cargo de ellos después de la disolución de Siembra EP, antes Yachay EP, empresas públicas a cargo de la ‘Ciudad del Conocimiento’. ¿Cómo se llevó a cabo este proceso?

Efectivamente, luego de que se disolvieron las empresas públicas, que no son lo mismo que la universidad Yachay Tech, muchos de los bienes de la ‘Ciudad del Conocimiento’ quedaron en manos de Senescyt.

Desde que nosotros iniciamos la administración acá en diciembre del año pasado, hemos tenido varias conversaciones con las autoridades de la Senescyt para llegar a acuerdos para la entrega de varios de los bienes.

Uno de los bienes que más nos interesaba era el ‘Supercomputador’, que es una herramienta espectacular para todo el país, no solo para la universidad, porque no solo Yachay Tech va a trabajar en esa herramienta, sino varias de las universidades.

Gracias a las conversaciones y, sobre todo, una vez que hubo varias reuniones con investigadores de aquí en la universidad, Senescyt miró que había mucha experiencia por parte de nuestros profesores en el ‘Supercomputador’. 

Pero lo que sí quedamos con Senescyt es que para el reglamento de uso científico del ‘Supercomputador’ se iba a formar un directorio, conformado por tres universidades: una de la Costa, que es la Técnica de Manabí; una de la región amazónica, que es Ikiam; y una de la región Sierra, que es Yachay Tech. Estas tres universidades, más un delegado de Senescyt, forman un directorio para trabajar en el uso ya científico del computador, pero los bienes se entregan a la universidad Yachay Tech.

¿Qué beneficios podemos detallar para la investigación en este ‘Supercomputador’?

Es una herramienta que se compró hace varios años atrás, pero de última tecnología, que tiene una capacidad muy alta para procesamiento de datos.

Sobre todo, si el país necesita trabajar en análisis, por ejemplo de datos de clima, datos de población, datos de censos, datos justamente para investigaciones científicas, biológicas o matemáticas, el ‘Supercomputador’ tiene la capacidad de trabajar en menos tiempo estas operaciones, todos estos algoritmos, así como de almacenar mucha información.

¿Sigue siendo el único en el Ecuador?

No. Hay varios ‘Súpercomputadores’ ahora acá. Es más, en los últimos años la parte privada ha traído algunos similares, hasta donde yo conozco. Además, hay otro en la Politécnica Nacional, que lo trabaja el Centro de Modelación Matemática.

Sin embargo, son de diferentes características. Por ejemplo, uno es más potente en procesamiento, otro es más potente en capacidad, entonces las características de nuestro ‘Supercomputador’ permiten que se complemente más bien con los otros.

Una de las ideas que tenemos es formar una Red de Supercomputadoras en el país.

¿Qué tan costoso y complejo es mantener este tipo de tecnología?

Más que difícil, hay que tener el cuidado del caso, al ser herramientas tecnológicas. Nosotros hemos estado en conversaciones con IBM, que fue la empresa que empezó con el proyecto ‘Supercomputador’, con las antiguas autoridades de lo que en ese momento era Yachay EP.

IBM va a venir la próxima semana, con quienes vamos a mantener reuniones para ver cuáles son las soluciones que ellos nos van a dar tanto en la parte de presupuesto como en la parte tecnológica, porque lo que sí sabemos y hemos estado averiguando es que no es tan barato, digamos, poner en marcha nuevamente algunas de las herramientas. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que cuando ese ‘Súpercomputador’ estaba a cargo de la empresa pública, sea Siembra EP o Yachay EP, el trabajo de IBM con ellos era en el tema administrativo, pero ahora que estamos nosotros a cargo, las licencias van a pasar a un uso académico exclusivamente, lo que va a abaratar mucho los costos. 

Aparte del ‘Supercomputador’ se entregó un laboratorio. ¿En qué consiste y qué beneficios tendrá para la academia?

El FabLab es un laboratorio digital para trabajar una serie de herramientas, por ejemplo, para la creación de prototipos de diferentes cosas. Hay muchas cosas aquí en Yachay Tech, en el campus, que se crearon en el FabLab, como temas de madera, de plástico, de metal, en donde los estudiantes hacen un diseño, que luego se traslada a la parte mecánica y a la parte electrónica para fabricar cada pieza. En este laboratorio se pueden trabajar muchos temas de electrónica y mecánica a esa escala. Va a ser espectacular también trabajar no sólo en Yachay Tech sino con otras universidades en este campo.

Junto al FabLab hay algunos otros equipos que son del Mipro, pero que sabemos están en un comodato con la Universidad Técnica del Norte (UTN), con quienes esperamos llegar a un acuerdo también para que todos estos laboratorios se junten y sean de beneficio para todos los estudiantes. 

Hablando de que no solamente beneficia a Yachay Tech y de que ahora está a cargo de ustedes, ¿cómo las otras universidades del Ecuador pueden acceder a utilizar el FabLab o el ‘Supercomputador’?

Estamos justamente elaborando un reglamento de uso científico, docente y tecnológico de estos laboratorios. Pensamos, primero, que sea un laboratorio institucional, donde va a haber un técnico de planta. Y esperamos llegar a acuerdos con las universidades a través de convenios, que son sumamente sencillos. Es más, ya con muchas tenemos firmados convenios para establecer horarios de uso. 

Como siempre, nuestros estudiantes tendrían algunas prioridades, digamos así, pero estamos abiertos a que se usen, a la vez, con los chicos de otras universidades. O en algún horario que ellos necesiten hacerlo.

El laboratorio FabLab también puede ser utilizado si alguna universidad tiene un proyecto que puede ser trasladado para trabajar en conjunto, para que no necesariamente tengan que estar in situ los estudiantes, sino que el proyecto se puede trasladar a los técnicos que están en el laboratorio.

Y el tercer bien entregado por Senescyt fue el Museo Arqueológico de la cultura Karanki. ¿Qué uso le va a dar Yachay Tech a estas piezas?

Cuando nosotros llegamos hace unos meses atrás, vimos esta parte espectacular de Yachay que son las dos zonas que están en la parte de arriba, que es el Jardín Botánico y el Museo Arqueológico.

Cuando empezaron a remover muchas de las tierras para la edificación de la ‘Ciudad del Conocimiento’ se encontraron restos de la cultura Karanki. Es así que cada vez que quieren mover alguna zona de tierra, lo primero que se hace es buscar y analizar si en realidad va a haber vestigios, porque se encontraron tantas piezas, que estaban en custodia de Senescyt hasta ver cual era la mejor opción. 

Ahí llegamos a un acuerdo entre nosotros, el Instituto Nacional de Patrimonio y la Senescyt para que las piezas justamente las maneje esta universidad, en la zona del museo, con la colaboración del Instituto Nacional de Patrimonio.

¿Todos los vestigios que conforman el museo fueron encontrados aquí?

Sí, las más de 52.000 piezas. Y cada una de las piezas, que las hay de todo tamaño, deben ser analizadas una por una. Para eso también tuvimos la gran ayuda de la Embajada de Estados Unidos. A ellos les interesó mucho el proyecto y también pusieron una cantidad de dinero considerable para que nosotros lo invirtamos en el museo, en el análisis, en la contratación de arqueólogos, etcétera. 

¿El Jardín Botánico y el Museo Arqueológico son espacios que están abiertos al público o solo tienen fines académicos?

Están abiertos al público. El mayor porcentaje es fines académicos, sin embargo es una zona de la comunidad, por lo que no estamos nosotros para nada cerrados en que vengan. Coordinamos visitas no solo nacionales, sino de gente extranjera que les llama mucho la atención. 

Hemos estado hablando con el Instituto Nacional de Recursos Biológicos con quienes la idea también sería que nosotros seamos un punto de banco germoplasma, un sitio estratégico nacional en donde podamos guardar y almacenar algunos tipos de semillas.

¿La ciudadanía puede llegar a cualquier hora a estos lugares o tiene que coordinar alguna cita?

Puede llegar a cualquier hora, pero el tema es que cuando llegan sin previa coordinación a veces no están los técnicos especializados, porque están ocupados, por lo no va a haber una visita guiada, pero igual dejamos que recorran las instalaciones. 

Pero si ya se programa y agenda la llegada, pues hay una visita guiada, que es mejor porque absorben mucho más toda la información. (FV)