Preservar el ambiente es rentable

En la última edición de Focus, el podcast de LA HORA, el fotógrafo y activista Jorge Anhalzer abordó algunos de los desafíos ambientales que enfrenta el país. Sobran motivos para reflexionar: la Alcaldía de Quito acaba de inaugurar, a duras penas, un nuevo cubeto que le da a la ciudad un respiro momentáneo en el drama del manejo de sus desechos sólidos; la crisis energética muestra los dolorosos efectos de la combinación de mala gestión, crecimiento en la demanda y variaciones en el clima; un nuevo documental recuerda la penosa situación, de contaminación y nula remediación, que enfrentan los ríos y mares del territorio nacional; la reciente zozobra en Palo Quemado mantiene presente la complejidad del dilema que enfrenta la población. No obstante, al mismo tiempo, surgen también nuevos proyectos que contemplan soluciones consensuadas, estructuradas y sostenibles para problemas ambientales que conciernen a diferentes localidades y generaciones.

La ciudadanía se ve obligada a vivir y trabajar en situaciones precarias y, además, se le exige sacrificios aun mayores en nombre de causas abstractas o especulaciones moralistas. La protección de ambiente no se puede construir a partir de la culpa o el miedo; peor aun cuando al mismo tiempo existen políticas públicas —como combustibles y servicios básicos subsidiados, con tarifas que no contemplan la preservación del recurso— que fomentan comportamientos con un altísimo impacto ambiental. Se requiere un esfuerzo conjunto —entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil— para alinear incentivos y hacer de la protección ambiental un esfuerzo económicamente rentable.