Lasso y Nebot, la rivalidad por la que paga un país

Con excepción de los ocho meses que duró la tregua que mantuvieron para las elecciones de este año, Guillermo Lasso y Jaime Nebot han mantenido una rivalidad de una década, desde que el ahora presidente comenzara a preparar el camino para su irrupción en la política. Su pugna, tan incomprensible como severa, le costó tremendamente al país, que debió navegar sin una oposición ordenada el más devastador proceso de desinstitucionalización de su historia reciente.

No contentos con ello, ambos líderes insisten ahora en privilegiar sus egos y diferencias, y en desestimar la gravedad de la situación que, como políticos inteligentes y suspicaces, bien alcanzan a percibir.

El presidente Lasso enfrenta un serio desafío en el Legislativo, capaz de echar por la borda todo su proyecto de gobierno, que no podrá paliar sin el respaldo socialcristiano. Nebot, a su vez, se apresta a atestiguar en el futuro cercano una implacable ofensiva correísta para hacerse con el poder local en Guayaquil, cuyo éxito o fracaso dependerá en gran parte de cómo el Estado central, comandado por su némesis, gestione su relación con el puerto principal durante los próximos diecinueve meses.

Resistirse a esa alianza natural entre un fuerte movimiento local y un partido ideológico con base nacional, como sucede en tantos países, ha resultado innecesariamente desgastante para ambos líderes. Ya es hora de que trabajen no en la pugna, sino en la construcción del bloque institucionalista que urgentemente reclama el país ante la amenaza caudillista que está lejos de terminar.

FRASES DEL DÍA

«Nadie tiene el monopolio de la verdad. Cada persona es un lente que enfoca la realidad de manera diferente.”

Rosario Ferré (1938-2016), escritora puertorriqueña

«Un sabio permanece indiferente ante aquello que no puede controlar.”

Maxime Lagacé (1944), escritor congoleño