El Control Social, en el traste

Una sostenida campaña de desprestigio contra el sistema de partidos y la clase política condujo a que la Asamblea Constituyente de 2007-2008 inventara la Función de Transparencia y Control Social como uno de los poderes del Estado. Desde entonces, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), entre sus muchas atribuciones, dirigió el proceso de selección y designación a importantísimos funcionarios del Estado.

Por un momento, esto despertó mucho optimismo. Los ilusos se convencieron de que el CPCCS permitiría que las designaciones fuesen dictadas por parámetros técnicos y objetivos, ajenos a los intereses políticos y los intríngulis ideológicos. Apresuradamente, se asumió que de esa manera las personas más idóneas, tanto profesional como moralmente, acudirían en tropel a postularse.

Hoy, ante la crisis de liderazgo suscitada en instituciones como la Contraloría General del Estado y la Defensoría del Pueblo, cuyas designaciones fueron -y son- responsabilidad del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, el país aprecia el costo derivado de tener poderes sin representatividad política y escaso apoyo partidista.

Antaño, cuando las designaciones dependían del Ejecutivo y el Legislativo, el enredo actual se habría resuelto de forma -por lo menos- ágil.

Urge una solución política sostenible. Apelar a artimañas y minucias legalistas solo profundizará la gravedad de una situación que ha puesto en evidencia, nuevamente, la debilidad de los cimientos del Estado y lo inútil que resulta el Consejo llamado a ‘transparentar’ sus organismos de control.

FRASES DEL DÍA

«El milagro de la mente no es que te permite ver el mundo como es; es que te permite ver el mundo como no es.”

Kathryn Schulz (1974),
Filósofa estadounidense

«Una conclusión paradójica es que es muy improbable que eventos improbables no sucedan.”

John Allen Paulos (1945), matemático estadounidense