Régimen de partidos (1)

Ángel Polibio Chaves

Hemos de entender a la política como toda acción que tienda al bien común; cuando convertimos esta actividad en el ejercicio de acciones en beneficio de un grupo reducido de personas, ya no se puede hablar de política sino de  politiquería, lo que ha llevado a la confusión de la noble actividad política con esta práctica repudiable, y lo más grave es que quienes se autodefinen como políticos, han dado lugar a esta confusión, pues a través de la historia han quedado más evidencias de actuaciones que se han orientado al provecho individual antes que al bien común.

En 1978 se planteó la idea de que la política se realice a través de un régimen de partidos, lo que implicaba que al tiempo que reconocía a los partidos políticos como los actores más idóneos para la construcción de estados que procuren la satisfacción de las necesidades de la población bajo regímenes de justicia y reconocimiento de los altos atributos de la persona humana, requería la construcción de estos partidos con base a una sólida ideología que orientara programas de gobierno y que tuvieren un funcionamiento interno ampliamente democrático. La política ecuatoriana vio nacer entonces partidos ideológicos y programáticos como la Izquierda Democrática y la Democracia Popular, que junto a los ya existentes como el Partido Socialista Ecuatoriano y el Partido Social Cristiano, pretendieron cumplir el nuevo papel que les asignó la Constitución de la República.

Lamentablemente, pocos años más tarde, la ambición de ciertos líderes populistas dio paso al desmantelamiento del régimen de partidos que a cuenta del derecho de los llamados “independientes”, promovieron su participación al margen de la estructuras partidistas, lo que devino paulatinamente en la organización pequeños grupos que florecían al amparo de los intereses coyunturales y desaparecían en la misma medida que el interés de sus patrocinadores de turno lo determinaba.