La dopamina en las adicciones

La paz mental no tiene precio
La paz mental no tiene precio

Eduardo Puertas G.

Hoy en día, resulta tan fácil revisar información de lo que se necesite conocer, hojear diarios, hacer transacciones bancarias, comunicarse con decenas de amigos, informar a sus compañeros sobre un evento importante, revisar su agenda, etc. todo esto desde su propio celular. Hacer todas estas actividades resulta tan cómodo y fácil cuando tienes a la mano una herramienta tan versátil y sencilla de manejar. Por esta razón, a los niños les resulta tan atractivo el poder usar el celular, ya que los niños pueden jugar, escuchar canciones, ver videos, hacer dibujos, mirar sus programas favoritos desde ese mismo celular, al cabo de poco tiempo, habrán desarrollado un apego material al celular. En el contexto neurofisiológico, la dopamina es un neurotransmisor que el cerebro libera cuando experimentamos algún tipo de placer, como el beber nuestra bebida favorita, escuchar una canción preferida, cuando miramos una buena película, y en mayor medida, puede liberarse dependiendo de aquellas cosas que pueden resultar más fáciles de conseguir y que producen una ligera satisfacción. El tema es que cuando una persona experimenta una fijación permanente a liberar dopamina de manera descontrolada, es cuando se produce el inicio de una adicción hacia una sustancia, circunstancia, objeto, etc. El cerebro comienza a requerir mayores cantidades de ese elemento específico, de esa fuente que produce la liberación dopaminérgica, por lo tanto siempre va a requerir mayores cantidades y tiempos más prolongados. Esa es una de las razones por la que todas las personas no deberíamos usar con demasía el celular, o al menos no depender hasta el grado emocional de redes sociales, ya que lo único que hacen es desperdiciar toda la dopamina, la que se la podría redistribuir en nuevas acciones como hacer ejercicio, leer, dialogar, es la mejor forma de experimentar la dopamina sin que llegue a tener un efecto adictivo.

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