Eddy Arrobo Rodríguez
Los Estados fallidos se caracterizan, porque sufren crisis políticas, económicas y humanitarias; esto como producto de la insuficiencia de sus gobernantes e instituciones, al no proveer de seguridad, ni dar bienestar a la población; ya que adolecen de un vacío de poder, falta de autoridad e incapacidad para liderar y controlar sus respectivos territorios.
Simultáneamente, la población de estos estados, es como lo califica la canción “Pueblo Guevón”, ya que “roba el blanco, roba el verde, roba el rojo y el azul”; permiten que todo el mundo les robe, son carentes de amor y sin compromiso, sin dignidad, ni valores, anarquistas por excelencia, van en contra de la razón; no reconocen el bien y el mal, son extremadamente pasivos ya que todo les da igual.
La presente conceptualización, nos permite precisar que vivimos en un Estado fallido, con un “Pueblo Guevón”; pues, el ejecutivo, cada vez cede a las presiones para favorecer con amnistías políticas a un grupo de sentenciados por peculado, sobornos, enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada, por quienes fraguaron robos sin precedentes y son los responsables del más grande latrocinio de la historia republicana del Ecuador y su población indolente, no despierta, sigue dormida convirtiéndose en cómplice y encubridora del cinismo y la vergüenza, ya que tolera y defiende a la corrupción, al ladrón de cuello blanco, protegiendo la inmoralidad y la delincuencia en general.
En consecuencia, es urgente la necesidad de recuperar el patriotismo y volver a tener patria, decoro, sentido común, donde no haya más silencio cómplice en favor de mafias politiqueras, compuestas por facinerosos, que han destruido la institucionalidad y que convirtieron en autómatas a la población; razón por lo que es urgente usar el voto democrático responsable, como herramienta para castigar tantos años de desgobierno y corrupción.