Eddy Arrobo Rodríguez
Siempre será necesario recordar y resaltar la vocación colectiva y cooperativa del ser humano, más aún de quienes se encuentran al frente de instituciones, organizaciones y empresas, los cuales saben que al ser poseedores de derechos también tienen obligaciones hacia los demás, por lo que es un deber tener como misión, coordinar y articular acciones que permitan el bienestar común.
Con esta lógica, conociendo la inercia e ineptitud del rol que mantienen las diferentes instituciones del Estado, es un deber el organizarse mancomunadamente. En la ciudad de Loja es notorio el quemeimportismo por parte de su municipalidad para solucionar en algo el gran problema que tiene que ver con sus calles y avenidas en las cuales no se puede circular con normalidad por el exceso de cráteres de asfalto que ocasionan pérdidas económicas y de tiempo a todas las personas que las utilizan. Un ejemplo palpable es el de la calle Paris que queda en la parte posterior de la Universidad Técnica Particular de Loja, donde se dan una gran cantidad de accidentes como producto del catastrófico estado de la mencionada vía, la cual es la arteria principal para que puedan acceder a este importante centro de estudios sus autoridades, docentes, estudiantes y ciudadanía en general.
Para dar solución a esta problemática social, se hace imprescindible dejar a un lado conceptualizaciones negativas para justificar la falta de acción, como por ejemplo el de las competencias de cada cual y más bien es imperativo promover procesos de corresponsabilidad y vinculación entre la Academia, Municipio y Vecindario, para apoyarse y transformar nuestra realidad, involucrándose con acciones, recursos y presupuestos que vayan a dar solución a este problema comunitario.
Es el momento de contribuir y de utilizar herramientas imprescindibles como la participación y cooperación interinstitucional y comunitaria, para encontrar alternativas de solución a los problemas y necesidades de nuestra gente.