Las almas tibias

Andrés Ojeda Sotomayor
Andrés Ojeda Sotomayor

Andrés Ojeda Sotomayor

Acerca de los tibios, las sagradas escrituras son categóricas y tajantes. Desde el punto de vista humano, creo que es importante identificar y reflexionar sobre el tema como parte del autoaprendizaje y desarrollo de una sociedad más auténtica. Las almas tibias son intermitentes porque intentan que su ego y sus acciones sean compatibles con la espiritualidad. Estas personas se caracterizan por ser apáticas ante la existencia de un ser supremo e indecisas hacia el compromiso emocional. No tienen una posición firme frente a las diferentes situaciones que se presentan, no son ni frías ni calientes y carecen de integridad; transitando por un limbo entre sus creencias, las relaciones afectivas y responsabilidades. Al igual que les cuesta comunicarse y conectar con los demás, también dudan de sus capacidades y metas, lo que limita su crecimiento personal y profesional.

La desidia y desinterés de un alma tibia les empuja a las inconformidades, conflictos internos, rupturas, vacío interior y un sinsentido de la vida; haciendo casi imposible que se dé valor a su trascendencia. La indiferencia refleja una imagen negativa ante los demás, indica negligencia emotiva e impide proyectar la verdadera esencia. Entre las pautas que puedo aportar para superar la tibieza hay algunas herramientas como concientizarse a uno mismo, asumir el deseo genuino de cambiar y trabajar en ser mejores seres humanos; participar en actividades de interés personal que proporcionen bienestar; reforzar los valores y virtudes; adquirir buenas costumbres y comportamientos; poner límites y normas claras; establecer metas y objetivos concretos. Con determinación y esfuerzo es posible conseguirlo para adquirir una vida más plena; la clave está en la búsqueda constante de la fe y el auto ayuda. Siempre será mejor evitar ser como el café tibio y regocijarse con la luz natural de los sonrientes. 

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