Suerte de los ecuatorianos

Verónica Narváez

Verónica Narváez Terán

Franquito mi hijo es un niño muy curioso, sobre todo este tiempo de la historia y geografía del mundo. Estos días no ha dejado de preguntarse y preguntarme el por qué los países que cuentan con salida al mar, no les dan libre  acceso a los países del centro del continente, él sufre por Bolivia.  Yo me encuentro en aprietos ante estás preguntas, pero entiendo que el piensa que todos deben tener libertad de ir a la playa como ley, y me imagino que de niños pasa al igual que en los adultos, vemos el mar en su plena naturaleza y vivencia, lo contrario que pasa en la juventud, donde la playa es destino de fiesta y desconecte incluso de la misma naturaleza del mar. 

A estas preguntas se suman otras como, por qué Paraguay y Uruguay se llaman así, y ante eso yo digo vamos a preguntar a Google; Sin embargo, me quedan muchas reflexiones, viene a mi mente la facilidad y suerte que tenemos específicamente  los santodomingueños para llegar a las playas de nuestra tierra hermana de Manabí.

Hoy también recordaba la tristeza que nos embargó el terremoto de Pedernales, y admiro la resiliencia de su pueblo para levantarse sobre tantas lágrimas y perdidas, con gentileza sus pueblos siguen creciendo y cada habitante tiene una historia de su resurgir.

 Lo cierto es que, Santo Domingo siente las playas de Pedernales y Cojimies como propias, con el cariño y respeto merecido, nuestros hijos van creciendo con la hermandad sobre esas tierras, para prueba ahí está Franquito, deseando que todos tengan la suerte de los santodomingueños, la suerte de los ecuatorianos que tenemos la bendición de tener cercanía a las montañas, mar y selva.

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